Unió Nuts, SCCL en colaboración con Eurecat, realizaron un estudio para valorizar la piel de avellana, con el resultado de la obtención de una fibra antioxidante con propiedades beneficiosas sobre la microbiota intestinal.
En el camino de la economía circular, resulta obligado el aprovechamiento de los subproductos resultantes de los procesos de elaboración de los alimentos.
Ante los nuevos retos, la empresa Unió Corporació Alimentació SCCL, (actualmente Unió Nuts, SCCL, cooperativa de segundo grado de frutos secos, y Entidad Asociativa Prioritaria en frutos secos, reconocida por el MAPA en marzo de 2018) ha instaurado en los últimos años la cultura de la innovación en sus negocios asociados, ante la necesidad de desarrollar nuevos productos con el objetivo de alcanzar nuevos horizontes y mercados y buscar oportunidades de negocio.
Fruto de este esfuerzo y, a partir de la piel de avellana, subproducto que se obtiene en el proceso industrial de la avellana una vez tostada y raspada, llevó a cabo un estudio en colaboración con la Unidad de Nutrición y Salud del centro tecnológico Eurecat, que demostró el efecto saludable de un extracto de piel de avellana, rica en fibra insoluble y en polifenoles, sobre diferentes factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Propiedades saludables
Los resultados de la investigación demostraron que es posible valorizar un subproducto como la piel de avellana para obtener una fibra antioxidante. La misma tendría propiedades saludables relacionadas con la reducción de colesterol y la mejora de la microbiota intestinal. Se trata de un ingrediente apto en diferentes sectores de la industria alimentaria (panadería, bollería, pastelería, galletas, snacks, pasta alimenticia, cereales extrusionados, entre otros) y en la elaboración de comida para animales de compañía o incluso como suplemento dietético.
Así lo pusieron de manifiesto Joan Ruiz, Virginia Alonso, Josep Moragas y Ferran Huguet, de Unió Nuts, SCCL, y Josep Maria del Bas, director de la Unidad de Nutrición y Salud de Eurecat, en un artículo publicado en el número 125 de la revista Tecnifood.
Fuente: Sweet Press