Los orígenes de las pasas o uvas deshidratadas se remontan a miles de años; testigo de ello son las pinturas rupestres del Mediterráneo que datan del año 2,000 A.C, en las cuales se ilustran la cosecha y el consumo de pasas.
Con el tiempo, los armenios y los persas empezaron a cultivar pasas y venderlas a los griegos y a los romanos. Estos últimos, además de comerlas, las utilizaron incluso para el trueque y como premios en eventos deportivos.
Hasta la época medieval, las pasas ocupaban el segundo lugar después de la miel como primera opción para endulzar.
El continente americano tuvo que esperar a que los misioneros españoles cruzaran el Atlántico a fines del siglo XVI, para conocer las pasas. Llegaron con bodegas repletas de brotes de vides en sus barcos y se instalaran en California.
En 1779, el padre Junípero Serra junto con los misioneros franciscanos plantaron los primeros viñedos sustentables de California.
Con el paso de los años, la creciente industria se suspendió, hasta que, al terminar la Fiebre del Oro, hacia 1849, emigrantes de distintas partes del mundo se enteraron de la fertilidad de las tierras californianas y se instalaron en la zona central, en el Valle de San Joaquín.
Gracias a su microclima, ideal para plantar vides fueron capaces de revitalizar la viticultura durante la última mitad del siglo XIX.
Fue en esta época, cuando el agricultor inglés, William Thompson, desarrolló la que hoy se conoce como la uva Thompson sin semilla, que representa el 90 por ciento del suministro total de pasas de los Estados Unidos.
Las pasas de California se popularizaron en 1873 gracias a una catástrofe natural: Una ola de calor destruyó cientos de acres de vides de uva.vSin embargo, un hábil emprendedor de San Francisco supo aprovechar muy bien esta crisis, vendiendo las uvas secas y arrugadas como “manjares peruanos”. El resto, es historia. Actualmente California produce la mitad del suministro de pasas en todo el mundo, incluyendo las que se importan en México.
Hoy las pasas se consumen a nivel global y California es la capital mundial de estos frutos secos. Casi todas las pasas se cultivan en un radio de 60 millas alrededor de Fresno, en el soleado Valle de San Joaquín. A través de los años, las pasas han sido ampliamente utilizadas por sus beneficios a la salud y por la versatilidad de sus usos.