Una de las novedades más interesantes en el sector de los envases de plástico es la capacidad para acceder y reprocesar los residuos postconsumo que se encuentran en nuestras playas y océanos. Desgraciadamente, el plástico se considera ahora un producto nocivo, pero fuera de nuestra vista, bajo la superficie de nuestros océanos, hay millones de toneladas de otros residuos de envases de vidrio, cartón y metal que no flotan y, por tanto, no se ven.
En 2019, Bell lanzó Retran, un material a base de poliéster que contiene un mínimo de 70% de contenido reciclado. Las credenciales de este material son muy altas -grado farmacéutico y alimentario-, con una excelente claridad y una certificación completa. El producto ha tenido una enorme aceptación.
El polímero utilizado para producir los nuevos envases procede de empresas que organizan a las comunidades locales para que recojan los residuos plásticos de las playas, las riberas de los ríos y los océanos. Por lo general, se trata de comunidades que no cuentan con la infraestructura necesaria para la gestión de los residuos, pero al pagar a la población local para que recoja el plástico y lo entregue a las instalaciones de reciclaje, se reduce el problema.
El 70% de contenido reciclado cumple con el nuevo impuesto sobre los envases de plástico que se introducirá en abril de 2022, pero Bell reconoció la necesidad de seguir avanzando y en 2021 lanzó Biojet. En términos sencillos, se trata de Retran con un aditivo que estimula y acelera el proceso de biodegradación.
El nuevo material ha sido sometido a numerosas pruebas y cumple los requisitos mínimos de resistencia de sus procesos. Tiene excelentes cualidades ópticas y las pruebas hasta la fecha muestran de que no ha habido ninguna diferencia en el rendimiento del nuevo material, en comparación con los envases Retran, Jetran o Biojet.
Bell Packaging ha comenzado a convertir el plástico oceánico reutilizado para sus divisiones de moldeado y de inserción, y en 2022 se utilizarán tubos y cajas.
Fuente: Interempresas