Los arándanos son frutas ricas en polifenoles y han sido ampliamente investigados debido a sus posibles beneficios para la salud. Son particularmente ricos en proantocianidinas de tipo A (PAC), pero también contienen cantidades significativas de antocianinas, flavonoles y ácidos fenólicos.
Las PAC son un grupo de polisacáridos que minimizan e inhiben la actividad de la bacteria Escherichia coli (E. coli), responsable de la mayor parte de las infecciones urinarias de repetición, como la cistitis. Las de tipo A son exclusivas de los arándanos y otros pocos alimentos, mientras que las de tipo B abundan en muchas frutas como uvas, manzanas, arándanos y productos de cacao.
Estudios previos indican beneficios para la salud cardiovascular del consumo de jugo de arándano. Sin embargo, se desconocía si el consumo diario del alimento entero tendría efectos vasculares positivos sostenidos en individuos sanos, hasta ahora, cuando una investigación publicada recientemente en ‘Food & Function’ ha explorado esta hipótesis.
“El objetivo de este estudio fue investigar los efectos agudos (2 horas) y crónicos (1 mes) del polvo de arándano rojo entero sobre la función vascular, según lo determinado por la vasodilatación mediada por flujo, rigidez arterial, índice de aumento aórtico, presión arterial, lípidos en sangre y glucosa en individuos sanos”, explican los autores. Además, cuantifican las concentraciones urinarias y plasmáticas de polifenoles de arándanos para explorar un posible vínculo entre los metabolitos circulantes y los resultados vasculares.
9 gramos diarios de polvo de arándano
Los investigadores llevaron a cabo un ensayo de intervención dietética de grupos paralelos, también conocido como doble ciego, aleatorizado, controlado y de dos brazos, en una población de 45 individuos sanos. Los voluntarios consumieron dos sobres (4.5 gramos cada uno, un total de 9 g por día) de polvo de arándano o placebo al día durante un mes.
Se aconsejó a los voluntarios que tomaran los dos sobres disueltos en 500 ml de agua por la mañana con el desayuno. Las mediciones se realizaron al inicio (0 horas, después de una noche de ayuno) y a las dos horas después del consumo agudo, el día 1, y después de un mes de consumo diario (aproximadamente 24 h después de que se consumieran los sobres el día anterior).
En cada punto de tiempo se realizaron exámenes vasculares y se tomaron muestras de sangre en ayunas. Se recogió orina de veinticuatro horas (24 horas) el día 1, después del consumo de los dos primeros sobres de polvo de arándano o placebo, y un mes después del consumo de los dos últimos sobres.
Por lo tanto, cubrió el primer y último día de intervención. Durante la recolección de orina de 24 horas, y después de completar las mediciones vasculares en ayunas, los voluntarios recibieron un almuerzo sin polifenol que constaba de 100 g de jamón y queso, un huevo cocido y 500 ml de yogur bajo en grasa para el almuerzo; y 500 g de macarrones con queso para la cena con agua.
Mejora la función del endotelio
Con todo, los autores encontraron mejoras significativas en su resultado primario, cambios en la función endotelial dos horas después del primer consumo y efectos crónicos determinados en ayunas después de un mes de consumo diario de polvo de arándano en comparación con el tratamiento de control en un grupo de hombres sanos.
En conclusión, destacan los autores, “nuestro estudio actual muestra que el consumo agudo (2 horas) y crónico (un mes) de un polvo de arándanos enteros liofilizados -equivalente a 100 g de arándanos frescos- mejora la función endotelial en hombres jóvenes sanos”.
“Además, las cantidades de arándano rojo utilizadas en este trabajo podrían lograrse diariamente de manera realista, lo que subraya aún más la relevancia de este estudio en el contexto de la prevención primaria de ECV en la población general”, concluyen.
Fuente: Alimente
