Creado a partir de desechos de vegetales, espumas hidrofóbicas (que repelen agua), robots capaces de levantar objetos pesados y aplicaciones novedosas del grafeno (conjunto de partículas de carbono), son tan solo algunas de las novedades que se gestan en el Instituto Italiano de Tecnología, cuya sede principal se encuentra en Génova, Italia.
Arturo Laurenzi, del proyecto Centauro explicó que este robot puede utilizarse para cargar objetos pesados de 10 kg. Esta investigación se realiza en el Instituto de Tecnología de Italia. En una visita de siete horas, periodistas de naciones como Suiza, Egipto, Canadá, Estados Unidos, India, Benín, Panamá y Costa Rica, descubrieron de la mano de renombrados científicos italianos y del mundo, las innovaciones en las que trabaja el IIT, como también se le conoce a ese centro.
La oportunidad de ir puertas adentro de esta institución se dio en el marco de la Conferencia Mundial de Periodistas Científicos, con sede en Lausana, Suiza, celebrada entre el lunes 1 y el 5 de julio y de la que La Nación formó parte.
A este instituto italiano, se le podría considerar homólogo del Centro Nacional de Alta Tecnología (CeNaT), pues tal y como sucede en Costa Rica aloja diversos laboratorios concentrados en diferentes áreas. En este caso específico abordan investigaciones en cuatro grandes campos: robótica, nanomateriales, tecnología para la vida y ciencias computacionales.
En dicha institución donde trabajan unas 1,600 personas, con una edad promedio de 35 años, el 42 % de las investigadoras son mujeres. Precisamente una de ellas, Despina Fragouli fue la primera en abrir las puertas del Laboratorio de Materiales Inteligentes. Esta Física graduada de la Universidad de Creta, en Grecia explicó que la especialidad del laboratorio son los polímeros o plásticos, “la idea es usarlos y modificarlos con el objetivo de hacerlos funcionales y darles diferentes aplicaciones”.
Despina Fragouli fue la primera en abrir las puertas del Laboratorio de Materiales Inteligentes en este instituto. Una de las ramas que han explorado son los plásticos creados a base de desechos naturales, con la idea de no tener que usar más aquellos que provienen de una base de petróleo. Aunque también abordan otras áreas como empaque de alimentos, saneamiento de aguas y materiales súper hidrofóbicos.
Uno de los más promisorios es el uso de residuos de la agricultura, por ejemplo, han investigado el bioplástico basado en desechos de cocoa, que según Fragouli cuenta con propiedades antioxidantes, las cuales los vuelven aptos para su uso en el empaque de comida, aunque han explorado con otros materiales, como la cúrcuma.
“También podemos desarrollar materiales que nos puedan indicar si la comida dentro de un empaque está estropeada o no, colocando indicadores inteligentes de cambio de color, para ir más allá de la fecha de caducidad de los alimentos, que no es tan objetiva porque hay otros factores que pueden influir en la descomposición como el almacenamiento o la temperatura”, dijo la investigadora.
En el laboratorio, trabajan de la mano con el mercado local, pues ellos les facilitan los desechos de los alimentos y una vez que los científicos crean el bioplástico, se lo devuelven ya moldeado, y se puede utilizar para almacenar las frutas o vegetales.
Fuente: La Nación.