Innovación y sostenibilidad. Estos son los dos conceptos que los hermanos Miguel (38) y Marco (35) Carcuro, agrónomos de la Universidad de La Serena, incorporaron al momento de proponerse crear la única cerveza artesanal del mundo fabricada con agua extraída de la camanchaca, más conocida como “niebla del desierto”.
Según reza una nota, este emprendimiento familiar nacido en la Región de Coquimbo (a unos 460 kms al norte de Santiago), ha sido distinguido en varias ocasiones tanto a nivel nacional como internacional y ha ganado terreno en el mercado cervecero nacional, ingresando como producto estrella en bares y restaurantes, así como también en las góndolas de las grandes cadenas de supermercados.
Miguel y Marco se plantearon competir con las mejores cervecerías del sur del país, aun cuando en la desértica región de Coquimbo no tuvieran la posibilidad de acceder de manera sencilla a agua con la suficiente pureza para la fabricación de esta popular bebida.
Para lograrlo, ambos hermanos construyeron y montaron atrapanieblas en el sector de Peña Blanca, en la Reserva Ecológica Cerro Grande, a través de los cuales capturan y obtienen el agua de la camanchaca. Ambos hermanos conocían este dispositivo desde niños, pues los habían visto en la playa donde solían vacacionar y eran utilizados por pescadores artesanales para recolectar agua potable.
“La evaporación que se genera en el Océano Pacífico se convierte en nubes, éstas suben y cuando chocan con los cordones montañosos se genera un oasis de niebla, lo que nos permite capturarla y recolectar su agua”, señala Marco.
En la Reserva Ecológica Cerro Grande, el agua de niebla se cosecha y utiliza para regar la misma reserva, además de entregar agua para los animales, hacer la cerveza de los hermanos Carcuro y agua para consumo humano.
En el lugar hay 29 atrapanieblas en 250 metros cuadrados de malla cosechadora de niebla, convirtiéndose en uno de los oasis de niebla más importantes de Chile y la región. De esa manera, se han recuperado 2 millones de litros de agua.
Quienes respaldan este proyecto dicen que los atrapanieblas son baratos y sostenibles. Pilar Cereceda, geógrafa y profesora de la Universidad Católica de Chile, dice que espera que dentro de una década Chile tenga suficientes atrapanieblas como para suplir la demanda de toda la región de Atacama.
“Sueño con el día en que los atrapanieblas puedan competir con las plantas desalinizadoras, que no son amigables con el medio ambiente”.
Cereceda señaló además que el impacto ambiental es mínimo, ya que los postes de metal pueden esconderse discretamente en medio de la vegetación. Y como el agua se transporta hacia la base de las colinas por la fuerza de gravedad, no hay costos adicionales de transporte.
Y es que un atrapaniebla de tamaño promedio (40 m2) cuesta entre 860 mil y un millón 300 mil pesos (entre US$1.000 y US$1.500), dependiendo del material.
La idea ya ha sido exportada a otras regiones áridas en Perú y México. La extensión más grande con atrapanieblas está en Tojquia, Guatemala. Allí hay 60 que atrapan 4.000 litros de agua por día.
Fuente: Infobae