La famosa frase “nada se pierde, todo se transforma”, que se le atribuye al químico Antoine Lavoisier, podría definir muchos procesos que ocurren en la ciencia. Ese fue el caso del proyecto de investigación de un equipo de especialistas de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) y el CONICET que tiene como objetivo desarrollar un alimento funcional con propiedades antitumorales.
Se trata de un producto a base de salsa de tomate, elaborado a partir de la incorporación de distintos productos residuales de la industria del tomate, del vino, del ajo y del aceite de oliva. Estos subproductos contienen compuestos bioactivos que generan un efecto preventivo del cáncer de mama y próstata.
“Un alimento funcional es aquel que es modificado para lograr un beneficio en la salud. Lo que nos propusimos hacer es extraer los compuestos bioactivos de estos subproductos que, sabemos por estudios que llevamos a cabo anteriormente, tienen propiedades antitumorales, y desarrollar extractos para luego agregarlos a este alimento”, precisó Constanza López Fontana, investigadora del CONICET y directora del proyecto, a la Agencia CTyS-UNLaM.
La elección de la salsa de tomate no fue casual. Según López Fontana, buscaron un alimento que sea de consumo masivo y de bajo costo para facilitar el acceso de gran parte de la población. Además, el tomate tiene un compuesto bioactivo llamado licopeno, que es el que le da el color al tomate y posee un antioxidante “sumamente potente”.
El producto es elaborado a partir de la incorporación de distintos productos residuales de la industria del tomate, del vino, del ajo y del aceite de oliva. Foto: UNCUYO.
“Se lo estudió en relación a múltiples enfermedades y se descubrió que tiene un efecto preventivo en varias patologías, pero, principalmente, hay una fuerte asociación respecto al cáncer de próstata. El licopeno se consume en forma de salsa de tomate porque tiene una estructura química que es muy dura para poder digerirla con nuestras enzimas digestivas. Entonces, se le hace un proceso de cocción para que sea absorbida más fácilmente”, explicó.
Uno para todos y todos para uno
El camino que conlleva la elaboración y puesta a punto de este producto involucra a varias instituciones que se retroalimentan de sus resultados para pasar a la siguiente etapa. El Laboratorio de Química Analítica Verde y el Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM) son la primera parada de este proyecto, donde se lleva a cabo la etapa inicial.
Allí, se realiza la extracción de los compuestos bioactivos de los subproductos que conforman la matriz productiva de dicha provincia, mediante solventes naturales. Luego, el Laboratorio de Hormonas y Biología del Cáncer (IMBECU) es el encargado de ejecutar los experimentos in vitro para evaluar los efectos biológicos de los extractos en líneas celulares tumorales y no tumorales de próstata y mama.
En paralelo a esta segunda etapa, especialistas que integran la Fábrica Experimental de la Facultad de Ciencias Agrarias y el Departamento de Higiene de los Alimentos del Ministerio de Salud de la Provincia desarrollarán el alimento funcional. Ese Departamento también se ocupará de gestionar la reglamentación a través de su incorporación en el Código Alimentario Argentino, para su posterior comercialización.
“El último objetivo, en el cual interviene la Dirección de Prevención y Promoción de la Salud del Ministerio de Salud de la Provincia, lo que buscan es dar a conocer hábitos alimentarios saludables a la población. Muchos de estos alimentos tienen compuestos bioactivos, pero no siempre se tiene acceso a ellos. Este alimento funcional sería de gran ayuda en esos casos”, sostuvo la investigadora.
Un antecedente valioso
El cáncer de próstata es el más frecuente en el hombre y el cuarto más común luego del de mama, colon y pulmón. En Argentina, la incidencia estimada es de 11 mil nuevos casos al año, según los últimos registros de informes del Ministerio de Salud de la Nación y del Instituto Nacional del Cáncer (INC).
Estas cifras dan cuenta de la relevancia de un proyecto que fue la antesala de la investigación actual: el estudio de extractos de yerba mate con propiedades antitumorales para la prevención de cáncer de próstata, que comenzó hace tres años y ya se encuentra en etapa avanzada.
“Lo que hicimos fue probar en estudios preclínicos cuál es el efecto de la yerba mate cebada en un modelo animal y pudimos observar que el desarrollo de los tumores en estos grupos de animales que la consumían era mucho más tardío. Entonces podríamos atribuirles un efecto antitumoral o preventivo”, argumentó.
En ese sentido, López Fontana destacó que, tanto en el cáncer de próstata como de mama, los tumores tienen una evolución muy lenta, por lo que la prevención en estos casos es fundamental. “Es importante que, como población, sepamos que podemos retrasar la aparición de estos tumores en un 40 por ciento. Y lo podemos hacer a través de hábitos alimentarios saludables incorporando los alimentos mencionados, pero también favoreciendo la actividad física, evitando fumar y consumir alcohol”, concluyó.
Fuente: La Ciudad Avellaneda