La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) coordina un proyecto denominado ‘Algaelinkages’, cuyo objetivo es producir microalgas en agua residual de invernadero para su aprovechamiento, que sirvan como alimento para gallinas y que éstas proporcionen huevos enriquecidos con ácido Omega 3.
En el ambicioso proyecto colaboran las universidades holandesas de Wagenigen y VHL de Ciencias Aplicadas, y las empresas United Farms y Rondeel, así como un apoyo del Fondo de Capitalización e Inversión del Sector Rural y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).
Juan Fernando García Trejo, investigador de la Facultad de Ingeniería de la UAQ y responsable del Laboratorio de Bioingeniería, señaló que para el año 2050 se prevé que habrá más de nueve mil 500 millones de personas en el planeta y la demanda de alimentos se convertirá en un asunto crítico.
“El reto es complejo, pues obliga a innovar en las formas de producción, y por eso hace poco más de un año comenzó el proyecto Algaelinkages”, hizo hincapié el docente universitario.
Refirió que esta iniciativa de desarrollo tecnológico, con duración de cuatro años, tiene lugar en el Agropark Querétaro, dentro del municipio de Colón, y es una sinergia interinstitucional entre la UAQ y las instituciones de educación superior antes mencionadas.
“Las microalgas son organismos unicelulares que producen biomasa gracias a la energía solar en el proceso de fotosíntesis; pueden medir entre 2 y 10 micras y están compuestas por alrededor de 70% de proteínas, y cerca del 85% del oxígeno a nivel mundial lo generan estos microorganismos”, puntualizó.
García Trejo estableció que el aporte de la UAQ está en la parte de la investigación, y el proceso inició con la identificación del tipo de alga que se quiere producir para poder aislarla.
Luego, la cepa es sometida a cultivo axénico y se hacen escalamientos: primero se les deja crecer en frascos para cuidar la inocuidad, después se vierten en un sistema cerrado como un biorreactor tubular de 60 litros para que esté expuesta a lámparas de luz ultravioleta en el laboratorio, para luego ser trasladadas a biorreactores de 750 litros ubicados al aire libre; posteriormente, se lleva a cabo la cosecha de la biomasa y el secado.
La función de los biorreactores es tener las condiciones óptimas para la producción de la microalga, ya que desde ahí se puede controlar la temperatura, el pH y la inyección de dióxido de carbono. La forma tubular tiene como propósito el aprovechamiento del espacio, pues el microorganismo necesita estar en movimiento en el agua, y son transparentes para permitir el paso de la luz solar.
En este primer año de labores se estudió la variabilidad de las microalgas y se hizo la selección de la cepa propicia para cultivarla, en este caso la Nannochloropsis; se llevó a cabo la migración del Laboratorio de Microalgas de la UAQ al Agropark y se instalaron los biorreactores, relató el docente.
En el segundo año, los investigadores se encargarán de optimizar el sistema de producción y los procesos de cosecha. Una vez concluida esta fase, el tercer paquete de trabajo será, tras obtener la biomasa, enviarla a Holanda para formular una dieta balanceada que se dará a seis mil gallinas y, con ello, medir la eficiencia en la salud del animal y del huevo.
García Trejo señaló que posteriormente, en el Campus Amazcala de la UAQ, tendrá lugar el Laboratorio de Biodiesel; ahí se tendrá una producción diferente a la que se efectúa en el Agropark, pues será un sistema abierto en donde se generará mayor cantidad de microalgas aunque de menor calidad.
“Este esfuerzo tiene como finalidad impulsar la tecnología que se realiza en México para contribuir al desarrollo agrícola del país, con alimento abundante y sano, además de pensar en la sustentabilidad ambiental y el uso eficiente de los recursos naturales para asegurar el futuro a las generaciones venideras en materia alimenticia y energética”, finalizó.
Fuente: Notimex