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Bebidas con azúcar: prohibidas para los niños alemanes

La ministra alemana de Alimentación, Julia Klöckner, anunció que trabaja en una reforma que entrará en vigor en 2019 y que prohíbe el uso de azúcar en las bebidas destinadas a niños y denominadas Kindertee, especialmente pensadas para hidratar a bebés y niños de corta edad. Su intención es también promover ante la Comisión Europea en Bruselas la prohibición de galletas dulces para niños y una limitación a la publicidad de productos alimenticios que contengan azúcar en anuncios destinados a menores de edad.

“Llevamos años haciendo recomendaciones a la industria de la alimentación, contamos con todo tipo de estudios que demuestran los efectos del azúcar en la salud y respetamos el principio de la voluntariedad, esperamos de hecho que las empresas reduzcan de forma voluntaria las cantidades de sal, azúcar y grasa que incluyen en los alimentos. Pero si no es así, finalmente, tendremos que tomar medidas”.

La ministra Klöckner no está sola en esta cruzada por la alimentación saludable. Su compañero de gabinete y ministro de Sanidad, Jens Spahn, ha sugerido incluso la regulación de sanciones y multas para las empresas del sector que no cumplan con unos estándares aceptables para el gobierno.

“La obesidad es la gran plaga de estilo de vida de nuestra civilización, la enfermedad que más hace sufrir a sus pacientes y que más gastos ocasiona a las administraciones sanitarias, por lo que es nuestro deber luchar contra ella con todos los recursos a nuestro alcance”, aseguró.

Acuerdos con la industria

Igualmente, la ministra confía “en poder llegar a acuerdos voluntarios con la industria, pero también está bien que determinadas condiciones de producción de alimentos se conviertan en vinculantes. Si no hay acuerdos, la protección de la salud pública requiere una acción adicional”. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en efecto, asume que casi una de cada cuatro personas en este país es obesa, considerando como obeso a quien tiene un índice de masa corporal (IMC) de más de 30.

Spahn y Klöckner señalan que, en los últimos años, se han introducido impuestos sobre los alimentos particularmente altos en azúcar y calorías en Francia, México, Hungría y Cataluña, así como en las metrópolis americanas Filadelfia, San Francisco y Chicago.

Las Naciones Unidas y la UE están pidiendo impuestos sobre los alimentos azucarados y la Organización Mundial de la Salud ha aconsejado un impuesto del 20%. En Reino Unido ha entrado en vigor esta primavera un impuesto progresivo de acuerdo a la proporción de azúcar en refrescos, de mucho que determinados fabricantes pagan hasta el 50% del precio a la venta de la bebida. En Alemania, las primeras medidas serán aplicadas a productos de alimentación infantil, para tratar de atajar la obesidad desde las más cortas edades porque el desarrollo de niños y adolescentes es particularmente dramático. En los últimos 15 años, la proporción de adolescentes obesos y con sobrepeso en Alemania ha aumentado del 11% al 16%.

Menús sin azúcar

Vivir sin azúcar se impone como tendencia en las grandes ciudades alemanas, en las que los comedores de los colegios alardean de la etiqueta Xuckerfrei (libre de azúcar) y en los que a menudo los padres pueden objetar sobre el consumo de azúcar de los alumnos, exigiendo para sus hijos menús sin azúcar.

El Ministerio de Alimentación apoya su política en estudios que prueban que el azúcar crea adicción y en la convicción de que la industria alimentaria utiliza esa propiedad para aumentar el consumo de sus productos, incluyendo azúcar no solamente en alimentos dulces, sino también en otros de sabor salado o picante, en salsas, pizas y chips. Como resultado, según un estudio de la OMC, los alemanes consumen al día una media de 29 gramos de azúcar, cuando esta organización considera 16 gramos como lo tolerable y aconseja no superar los 8.

Fuente: Padres e Hijos

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