Según la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las mayores deficiencias de micronutrientes que se presentan en los países de desarrollo son de yodo, vitamina A, hierro, zinc, calcio, vitamina D y folato.
Los científicos han desarrollado micropartículas que pueden proveer de nutrientes a más de 2 mil millones de personas en todo el mundo con carencias de alimentación que pueden ocasionar defectos de nacimiento, anemia y ceguera, según un artículo publicado por Science Translational.
“Esto podría cambiar la vida a millones de personas en los países en desarrollo”, afirmó Aaron Anselmo, del equipo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que produjo las micropartículas y que aseguró que “las deficiencias en la nutrición son un gran problema”.
Los micronutrientes son vitaminas, minerales y otros elementos fundamentales para el metabolismo, el crecimiento y la diferenciación celular, la función de órganos y el sistema de inmunidad.
En los humanos, la necesidad de micronutrientes es mayor en los mil primeros días de vida, desde la concepción hasta que se completan los primeros dos años, y si el suministro no es suficiente puede haber consecuencias negativas para el desarrollo físico y cognitivo.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) las mayores deficiencias de micronutrientes en los países en desarrollo son de yodo, vitamina A, hierro, zinc, calcio, vitamina D y folato.
Los programas para paliar esas deficiencias incluyen los suplementos alimenticios y la fortificación de alimentos, que consiste en la adición de nutrientes en la harina, el azúcar, la sal y la leche.
Las pruebas clínicas anteriores han demostrado que los alimentos fortificados ayudan a tratar las deficiencias de micronutrientes, pero la provisión de estos alimentos encara las dificultades de mantener la estabilidad de los micronutrientes durante el almacenamiento y la cocción.
“Hemos logrado encapsular los micronutrientes de manera que están protegidos de la humedad, lo cual permite que se preserven por un período largo”, explicó Ana Jaklenec, del mismo Instituto David Koch para la Investigación Integral del Cáncer en el MIT.” Una vez ingeridos los micronutrientes son liberados y el cuerpo puede absorberlos”, agregó.
El equipo científico, que tuvo el respaldo de la Fundación Bill and Melinda Gates, creó micropartículas que son estables en diferentes temperaturas y consisten de un material sensible al índice pH (de acidez y alcalinidad) formando una cápsula que contiene hasta cuatro micronutrientes.
Las partículas, que son apenas un poco más grandes que el diámetro de un cabello humano, protegen nutrientes tales como la vitamina A y el hierro de factores ambientales como el calor, la humedad y aún el agua hirviendo.
Los científicos primero administraron las partículas a ratas de laboratorio y comprobaron que las cápsulas se disolvían sin causar daño, liberando los nutrientes en el intestino de los roedores.
En una prueba inicial con 20 voluntarios humanos que ingirieron maíz cocido que contenía micropartículas de hierro, los investigadores observaron que la absorción del nutriente era reducida.
El paso siguiente fue el mejoramiento de las formulaciones de las partículas que incrementó la carga y absorción del hierro en una segunda prueba con 24 voluntarios que ingirieron las partículas en pan hecho con harina de trigo.
“Logramos escalar este proceso hasta los niveles de kilogramo y ahora estamos en tratativas con socios industriales para producirlo en el orden de toneladas”, señaló Jaklenec.
Robert Langer, otro de los investigadores del equipo, dijo que él mismo comió el pan enriquecido de nutrientes.
Fuente: EFE