Un grupo de estudiantes y académicos de la UNAM desarrolló un algoritmo capaz de detectar de manera temprana el sargazo y darle seguimiento desde África hasta América. Su invento acaba de obtener el primer lugar del certamen internacional Ocean Hackathon, realizado en Francia.
El algoritmo utiliza las imágenes de Sentinel-2, un satélite de la Agencia Espacial Europea, para detectar con mayor precisión la presencia de la macroalga en la superficie marina. Con esta herramienta se hace posible rastrear el desplazamiento del sargazo y profundizar sobre las posibles causas de su crecimiento en las playas mexicanas durante los últimos años. Así lo explicó Héctor V. Ramírez Gómez, estudiante del doctorado en Ciencias Bioquímicas del IBt y miembro del equipo.
“Podría establecer una alerta temprana para evitar su llegada masiva a las costas y el consecuente deterioro ecológico y económico que conlleva”, dijo. Y agregó que el equipo utilizó algoritmos de inteligencia artificial para detectar el sargazo en la superficie marina.
“El fin es observar su presencia y dinámica de la costa oeste de África al Golfo de México, pues hoy se sabe que viaja desde ese continente hasta el Caribe mexicano; lo que falta es averiguar a qué se debe su crecimiento descontrolado”.
Los universitarios, integrantes del equipo Sargassum Busters, compitieron contra más de 50 jóvenes de ocho ciudades francesas, en el Campus Mondial de la Mer, ubicado en Brest y considerado una de las comunidades más importantes del país europeo en el estudio de los océanos.
Tras obtener el primer lugar en Francia, los integrantes del equipo (siete miembros de la UNAM y dos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) fueron invitados al All-Atlantic Ocean Research Forum, evento que se celebrará en febrero en Bruselas y donde presentarán su proyecto ante otra audiencia internacional. Por el momento, están en búsqueda de patrocinios para asistir.
Sargassum Busters está integrado por Liliana Hernández Martínez y Christian Alejandro Benítez Abarca, de la Facultad de Ciencias; Juan Claudio Toledo Roy, del Instituto de Ciencias Nucleares; Héctor Vicente Ramírez Gómez, del IBt; Uriel de Jesús Mendoza, del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra del Instituto de Geografía; María Elena Osorio Tai y Griselda Berenice Hernández Cruz, profesoras de carrera de la Facultad de Ingeniería; y por Julio González Quintero y José Alfonso Gómez Coeto, de la BUAP.
Previamente, los universitarios ganaron la etapa nacional del Ocean Hackathon, una competencia de programadores o hackers que resuelven distintos problemas; en este caso, enfocados al cuidado de los océanos del mundo, detalló Ramírez Gómez.
El algoritmo para la detección satelital del sargazo fue propuesto por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), dada la necesidad de un sistema más preciso de detección y de alerta temprana de esta macroalga.
El triunfo en la etapa nacional les dio el pase a la final internacional del Ocean Hackathon. “El objetivo de la Conabio y el INECC era contar con una alerta efectiva, y para nuestro proyecto utilizamos un satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA), que logra una resolución geoespacial de hasta 20 metros, lo que hace posible detectar los objetos con hasta 50 veces mayor detalle que como se detectaban antes”, expuso.
Ramírez Gómez destacó que actualmente se utilizan imágenes de un satélite de la NASA puesto en órbita alrededor del año 2000, que suele dar falsos positivos, pues alerta de la presencia de sargazo cuando no existe, o no lo hace cuando sí hay.
Además, la resolución de sus imágenes es de hasta un kilómetro, comparado por los 20 metros del Sentinel-2, así que detecta el sargazo sólo cuando son manchas muy grandes, y “en realidad las manchas de estas algas presentan tamaños variados”, aclaró.
La propuesta de los universitarios es usar imágenes del satélite de la ESA y algoritmos de inteligencia para la detección más precisa. Por ahora continúan refinando el algoritmo para su instalación en la página de la Conabio, específicamente en el Sistema de Información y Análisis Marino-Costero (SIMAR).
Fuente: Infobae