Investigadores de la máxima casa de estudios proporcionaron las bases científicas y técnicas para la elaboración de la NOM de control de calidad de la miel. Garantiza además el cuidado de las abejas melíferas.
Tres dependencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) proporcionaron la ayuda científica y técnica para la elaboración de la nueva Norma Oficial Mexicana de control de calidad de miel de abeja para consumo interno y exportación. Las nuevas directrices, en las que colaboraron la Facultades de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán e Iztacala, la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) y el Instituto de Geología (IGL), fueron promovidas por el gobierno de la república, ante datos de que en el mundo se exportan e importan más de 65 mil toneladas anuales de miel sintética, fabricada sólo con azúcar procesada.
En 2017, México ocupó el octavo lugar a nivel mundial en producción de miel, y exportó poco más de 26 mil toneladas, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El promedio de su producción anual es de casi 58 mil toneladas, de las que casi 50 por ciento se queda en territorio nacional. Sin embargo, la población consume poca miel, que en ocasiones es adulterada o suplantada.
Tonatiuh Cruz Sánchez, responsable del Laboratorio de Biosprospección Microbiológica de Propóleos de la FES Cuautitlán, explicó que China es el productor número uno de miel, con casi 130 mil toneladas anuales, y vende el doble de su capacidad productora; es decir, hacen miel sintética que pasa las normas de todos los países. Por ello, “debemos considerar pruebas que ayuden a detectar mieles falsas, que por ser sólo azúcar carecen de las virtudes de la miel pura”.
Por su parte, Liborio Carrillo Miranda, responsable del Módulo de Apicultura de la misma entidad, subrayó que la norma permite que la miel que se ofrece en el mercado nacional sea pura.
La UNAM colaboró con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y las asociaciones de productores mexicanos para crear sistemas y procesos que identifiquen aditivos, colorantes, conservadores y saborizantes artificiales en las mieles que se quieren comercializar en México. La nueva Norma Oficial fue aprobada y publicada el 29 de abril.
La regulación considera diversos tipos de pruebas, fundamentadas en análisis físicos, químicos y microbiológicos, que determinan la humedad, inocuidad, concentración de azúcares, color, acidez, presencia de contaminantes, capacidad antimicrobiana y cantidad y origen del polen, entre otras propiedades que dependen de las flores, el clima, la temporada y el tipo de abeja productora.
NORMA PROTECTORA
Con la publicación de la Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-004-SAG/GAN-2018, Producción de miel y especificaciones, en el Diario Oficial de la Federación, se establecieron las características generales para su producción, con lo que se propicia el cuidado de las abejas melíferas y su correcto desarrollo, así como las especificaciones que el producto debe cumplir para su comercialización.
La Norma busca promover la producción interna, erradicar la adulteración y la entrada de mieles falsas, incrementar las ganancias de los apicultores y posicionar a México en el mercado exterior, ofreciendo miel de calidad a un costo competitivo.
La intención no es limitar, sino garantizar que el producto que se comercializa sea realmente miel, y que los productores se apeguen a la norma para que obtengan un beneficio económico más favorable, afirmó Margarita Canales Martínez, de la FES Iztacala, quien destacó que sus propiedades nutricionales y antifúngicas la convierten en un alimento único. “No sólo es un producto alimenticio, sino nutracéutico”.
La norma plantea especificaciones técnicas y metodologías para garantizar el cuidado de las abejas melíferas, así como la calidad de la miel producida en México y la proveniente de otros países. Hasta antes de su publicación en el DOF no existía una legislación de carácter obligatorio para este producto.
Asimismo, contribuirá al desarrollo de los 40 mil apicultores mexicanos, que podrían generar ingresos por arriba de los tres mil millones de pesos al año, según estimaciones de la SADER. Además, es una oportunidad para resguardar a las abejas, de gran importancia para los ecosistemas.
La miel que se comercialice, incluida la de importación, debe estar libre de ingredientes adicionales y aditivos como colorantes, conservadores y saborizantes; no estar adulterada (con agua, glucosa o fructosa) ni ser sometida a tratamientos químicos o bioquímicos.
La NOM-004 fue avalada por la SADER, con la colaboración de la Asociación Mexicana de Exportadores de Miel, la Asociación Nacional de Médicos Veterinarios Especialistas en Abejas, el Consejo Regulador de la Miel de Abeja Mexicana, las FES Cuautitlán e Iztacala, la FMVZ y el Instituto de Geología.
En el impulso de este proyecto participaron Tonatiuh Cruz, Guillermo Penieres Carrillo, Betsabé Rodríguez Pérez y Liborio Carrillo, de la FES Cuautitlán; Margarita Canales, de la FES Iztacala; Elia Ramírez Arriaga, del IGL; Laura Guadalupe Espinosa Montaño, de la FMVZ; Luis Roberto Martínez, de la Universidad de Campeche; y Ricardo Vázquez, Rodrigo Medellín y Ericka Esquivel, de la SADER.
Fuente: La Crónica