La Universidad Pública de Melbourne crea un proyecto para la utilización del orujo de vino (pieles, semillas y tallos) como biocombustible.
Un equipo de investigadores de Melbourne (Australia) está trabajando en un proyecto para encontrar nuevas maneras de utilizar las toneladas de residuos que los productores de vino generan cada año.
Después de que la uva se prensa y el mosto es extraído para la elaboración del vino, la materia restante, es decir los tallos, semillas, pulpa seca y pieles, terminan en la basura.
A estos restos se los conoce como “orujo de uva”. En el mejor de los casos algunas bodegas disponen de instalaciones independientes y utilizan estos residuos para la destilación y elaboración de aguardientes y licores, en otros casos los venden a terceras empresas destiladoras para la elaboración de este tipo de bebidas.
Algunas bodegas también utilizan el orujo de uva como abono orgánico para fertilizar la vid o incluso para la alimentación animal. También existen casos en que con las semillas de la uva se elaboran otros productos, como aceites o cremas cosméticas.
Pero ahora, un equipo de científicos de la Universidad Pública Swinburne en Melbourne, está trabajando para poder utilizar las ventajas del orujo directamente en la bodega, a través de la aplicación de métodos para extraer compuestos que se pueden utilizar en las propias instalaciones, tanto a nivel de combustibles que puedan abastecer energéticamente a la bodega (bodega autosuficiente), como de otras sustancias que puedan ser empleadas en algún proceso de la elaboración del vino.
Orujo de vino
El objetivo de los científicos, dirigidos por el profesor Enzo Palombo, es ayudar a aprovechar a las bodegas de vinificación los aditivos disponibles de forma natural y poder ahorrar cientos de miles de dólares en costos de producción.
“Lo ideal sería que una bodega fuese capaz de configurar nuestra tecnología y procesar los residuos en el mismo lugar, lo que elimina la necesidad de transportar el material fuera de las instalaciones y que el uso de los compuestos extraídos se utilicen directamente en el proceso de elaboración del vino”, afirmó para el sitio web www.winecompanion.com.au.
La idea nació de un estudiante de investigación interesado en la generación de biocombustibles a partir de residuos agrícolas, explica Palombo. “Pensamos en el orujo de uva ya que es un material complejo que genera gran cantidad de productos interesantes. Después de hablar con los colegas de la industria del vino, nos dimos cuenta de que otros compuestos eran de mayor interés (y mayor valor) por lo que centramos nuestra atención en la exploración de formas de extraerlos. De este modo, nació la idea de reciclar los residuos directamente en el propio proceso de elaboración del vino”.
Actualmente el equipo está perfeccionando la tecnología que se utilizará en este proceso y que podría ver la luz en el 2017. “La etapa actual consiste en la implementación de la tecnología. A continuación, nos gustaría desarrollar una planta piloto en una bodega para investigar las operaciones a escala industrial. Si todo va bien, deberíamos tener la planta piloto construida el año que viene”, dice Palombo.
Fuente: Vinetur