Bluephage, empresa biotecnológica especializada en el análisis microbiológico del agua, iniciará en breve la comercialización de un test rápido que permitirá detectar en seis horas la posible existencia de virus bacteriófagos, llamados colifagos, en el agua.
La tecnología patentada por Bluephage, que aplica un método de análisis colorimétrico, se venderá en todos los países europeos, a través de distribuidores proveedores de material de laboratorio, a las empresas que se dedican a la gestión del agua de consumo humano, sean públicas, privadas o mixtas, (potabilizadoras, depuradoras, empresas de abastecimiento, las industrias que utilizan agua de pozo en su proceso alimentario…). También serán clientes objetivos los propios laboratorios.
Para desarrollar este proyecto, Bluephage acaba de cerrar una ronda de crowdfunding a través de la plataforma Crowdcube, con la que ha obtenido 916,000 euros, suscritos por más de 600 inversores privados, entre los que se encuentran cuatro family office.
Esta startup se fundó en 2016 como una spin-off de la Universitat de Barcelona porlos investigadores del Grupo de Investigación de Microbiología del Agua Relacionada con la Salud (MARS), Anicet Ramon Blanch —actualmente director tecnológico—, Francisco Lucena y Joan Jofre, que crearon la empresa junto a su actual consejero delegado, Enric Queralt. La compañía está formada ahora por siete personas.
El kit rápido de análisis microbiológico de pruebas ambientales para ayudar a prevenir enfermedades transmitidas por el agua llega en un momento crucial para el sector de los análisis de agua, ya que se prevé que se genere entorno a 1,400 millones de euros de negocio en 2022. “Ha sido determinante que la Unión Europea haya aprobado en 2020 una nueva directiva de control del consumo humano del agua que obliga a hacer el seguimiento de los colifagos —unos virus—“,explica Queralt. Desde 2017, existía el precedente de la guía de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que estableció los colifagos como indicadores víricos para el control en la reutilización del agua y, por extensión, para la agricultura. De ahí que, por ejemplo, países como Singapur utilicen este tipo de control.
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El método de Bluephage “actúa sobre el control vírico del agua que es la evaluación más exigente —los virus son más pequeños que las bacterias y se reproducen más rápidamente y resisten más al medio ambiente— y, por lo tanto, desde el punto de vista microbiológico estamos aportando más seguridad con estos controles“, explica Enric Queralt.
Fuente: The New Barcelona Post