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Científicas desarrollan un alimento funcional con propiedades antitumorales

Investigadores e investigadoras desarrollan un alimento con propiedades antitumorales en base a subproductos residuales de la industria como el tomate, el vino, el ajo y el aceite de oliva.

Se trata de investigadores del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU, CONICET-UNCUYO), el Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM, CONICET-UNCUYO), la Fábrica Experimental de Ciencias Agrarias (FCA) de la Universidad Nacional de Cuyo, en colaboración con el Ministerio de Salud de Mendoza.

“Con este proyecto buscamos generar dos impactos: por un lado, obtener un alimento que sea de consumo masivo, modificado para lograr un efecto beneficioso sobre la salud y, por otro, darles un valor agregado a esos subproductos que, en realidad, son residuos de la industria, lo que disminuiría, también, el impacto ambiental”, comenta Constanza López Fontana, científica del CONICET en el IMBECU.

Según la investigadora, se conoce, por estudios previos, que los compuestos bioactivos útiles para el desarrollo de este alimento funcional quedan en gran proporción en el producto residual, y no tanto en el producto que se comercializa, y es por este motivo que el proyecto apunta a rescatar y reutilizar estos desechos industriales.

La elaboración del alimento funcional que, de acuerdo a la científica, está dando sus primeros pasos, consta de cuatro etapas: primero, el Laboratorio de Química Analítica Verde del IBAM realiza la extracción de los compuestos bioactivos de los subproductos del tomate, el orujo de la uva, el alperujo de la oliva y la chala del ajo.

Luego, en el Laboratorio de Hormonas y Biología del Cáncer del IMBECU, trabajarán con dichos extractos en investigaciones in vitro para evaluar sus propiedades antitumorales en cáncer de próstata y mama: “Nosotros vamos a probarlos en diferentes líneas celulares para poder corroborar lo que ya sabemos por bibliografía, porque queremos que nuestro producto tenga esos efectos”, dice López Fontana.

La tercera parte, que se lleva a cabo casi en paralelo con la segunda, está a cargo de la Fábrica experimental de la FCA que diseñará el alimento funcional. “Básicamente será un alimento a base de salsa tomate, por varias razones, primero porque es económico y altamente consumido. Segundo, el tomate tiene un compuesto denominado licopeno que tiene una estructura química que es sumamente difícil de digerir, entonces la mejor manera de consumirlo es a través de un proceso de cocción previo que rompa esta estructura. Es por esto que la mejor forma de obtener el licopeno es la salsa de tomate”, comenta la investigadora.

Por último, el equipo de investigación realizará una serie de encuentros con la población en general para dar a conocer los beneficios del consumo de estas verduras producidas en Mendoza que podrían ayudar a prevenir no solo el cáncer de mama y próstata, sino que también pueden ser favorables para otras enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión.

Para el desarrollo del proyecto el equipo de investigación contará con un financiamiento del Proyecto federal interministerial de investigación transferencia y fortalecimiento para la salud en territorio 2023, otorgado por el Consejo Federal de Ciencia, Tecnología e Innovación (COFECYT) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT).

Fuente: Memo

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