La carne de cerdo constituye la mayor fuente de consumo de proteína animal del mundo y, al mismo tiempo, es una de las opciones en cuanto a consumo de carne más asequibles para el consumidor. ¿Cuál es la percepción por parte del consumidor y cómo podemos resaltar el verdadero valor de la carne de cerdo?
La carne de cerdo de calidad es una excelente fuente de proteínas. Por la elevada cantidad de aminoácidos esenciales que contiene, contribuye a una dieta sana y nutritiva. Es, pues, una opción sabrosa y económicamente asequible que permite preparar una gran parte de recetas de lo más habituales. Hoy vemos que la demanda en lo que respecta a la proteína animal está cambiando radicalmente en todo el mundo. El consumidor espera que la carne que compra no solo tenga una calidad siempre similar y un precio asequible, sino también cada vez más que garantice una mayor sostenibilidad económica.
Descubrir el verdadero valor de la carne de cerdo
Al hablar de productos, se ha llevado siempre a pensar al consumidor que los precios bajos equivalen también a una baja calidad. Por desgracia, esta es una idea que prevalece en todas las regiones en cualquier parte del mundo. En lo que respecta al sector de la proteína animal, durante muchos años ha funcionado como un sistema basado en costos más margen (cost-plus), con el objetivo de garantizar un acceso a los alimentos a precios asequibles y, así, erradicar el hambre en el mundo.
El valor añadido de una genética mejorada
En la producción de carne de porcino, las exigencias a nivel regional en cuanto a alimentación, alojamiento y condiciones ambientales son muy diferentes. Por ello, se necesitan productos adaptados a cada realidad que permitan desarrollar la genética más adecuada, centrándose siempre en la producción y en las nuevas oportunidades de crecimiento para la industria.
Para poder ofrecer la genética correcta, es necesario testar la productividad de todo hermano o descendiente en el entorno en el que se va a desarrollar. Para que un programa de selección dé buenos resultados, es imprescindible que tenga en cuenta todos estos aspectos. Ofrecer al ganadero la genética de mejor calidad y más adecuada a sus circunstancias nos permite salvar la distancia entre costos y calidad, aumentar la productividad y mejorar nuestra cuenta final de resultados.
La reducción de desechos como factor de incremento del valor de la carne de cerdo
Los desechos y las bajas en el sistema de producción animal tienen un gran impacto en el valor económico del resultado. Hoy en día, la mayoría de los esfuerzos del productor de porcino a nivel mundial se dedican a encontrar una solución a las cifras cada vez más altas de mortalidad engorda-sacrificio, que se producen en sus granjas. Ello implica la utilización de recursos muy valiosos y un gran desperdicio de energía, lo que tiene importantes repercusiones económicas.
Hay un claro valor añadido en la cría de lechones que no requieren nodrizas, ni tratamientos o tiempo para alcanzar al resto del grupo, factores que, entre otras cosas, retrasan el ciclo de producción o disminuyen la rentabilidad total del sistema.
Por cada animal perdido se pierde un valor que afecta a toda la industria. Al establecer un equilibrio diferente de características dentro de los objetivos de selección, podemos añadir valor mejorando las prácticas de manejo, centrándonos en el comportamiento en sociedad de los animales y mejorando los sistemas de alojamiento.
A pesar de sobrevivir a los retos que le plantea la vida, cualquier animal puede aun así ver su valor disminuido por algunas marcadas ineficiencias. Un animal joven, con una buena condición corporal, fuerte y con buen peso desde el nacimiento, tendrá mucho mejor índice de conversión.
Por el contrario, un animal más propenso a sufrir enfermedades no se desarrollará ni resultará tan productivo como otro más fuerte y resistente. Buena parte de la solución a cómo lograr dar un mayor valor a la proteína animal reside en prestar más atención a la reducción del número de bajas y la resolución de ineficiencias.
No hay una solución única y sencilla al problema de cómo alcanzar el verdadero valor de la carne de cerdo. Pero partir de una genética adaptada y de gran calidad puede marcar una enorme diferencia a la hora de generar valor tanto para uno mismo como para el resto de la cadena.
Fuente: Porcicultura