La huella de carbono de las lecherías de California se ha reducido en las últimas décadas – 45% en los últimos 50 años (1964-2014) – y está entre la huella de carbono más pequeña por galón de leche producido en el mundo. Pero los productores de leche no se duermen en los laureles. Ellos continúan reduciendo las emisiones climáticas y hoy son más de la mitad del camino para lograr una meta estatal de reducir emisiones de metano un 40% adicional para 2030.
¿Cómo reducen los productores lecheros su huella de carbono? Una estrategia clave consiste en capturar el metano producido por el estiércol de vaca en un “digestor”y convirtiéndola en energía limpia para vehículos, hogares y empresas. Este es beneficioso para el medio ambiente, ya que evita que el metano se escape a la atmósfera al mismo tiempo que desplaza a los combustibles fósiles como fuente de energía.
Mientras tengamos vacas, los consumidores tendrán acceso a abundante agua limpia fuente de energía renovable y baja en carbono.
