La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pidió hace unos días conectar mejor el mundo rural con el urbano para transformar el campo y ayudar a los pequeños productores a integrarse en el mercado.
La agencia presentó su informe anual sobre el estado de la agricultura y la alimentación en el mundo, haciendo hincapié en la necesidad de lograr una “transformación rural inclusiva” para acabar con la pobreza y la malnutrición en las zonas urbanas y rurales.
“Necesitamos acercar a los productores con los consumidores para promover modelos de producción y consumo sostenibles”, dijo el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
Con ese fin, propuso invertir en la industria agroalimentaria y las infraestructuras, así como promover las políticas públicas y las inversiones para reducir la pobreza, y un enfoque territorial que fomente las actividades no agrícolas en el campo.
Da Silva instó a emprender acciones en todas las fases de la cadena alimentaria, desde la producción hasta el envasado, la distribución y la venta de productos.
De esa forma, indicó, se podría dar trabajo a los jóvenes en frica subsahariana, donde cada año faltan por generar entre 7 y 10 millones de empleos.
El informe indica que en la mayoría de los países de esa región la industrialización no se está produciendo, mientras que en el sur de Asia ese proceso se está retrasando.
En esos lugares no se está experimentando la transformación rural que desde 1990 ha permitido que en todo el mundo 750 millones de personas que vivían en el campo hayan salido de la pobreza sin tener que migrar.
En la actualidad, muchos de quienes abandonan la agricultura pasan a desempeñar actividades informales mal remuneradas en las ciudades, pasando a formar parte de la población urbana pobre.
“Millones de agricultores familiares pueden correr el riesgo de quedarse atrás. Unos mercados más productivos pueden llevar a la concentración de la producción de alimentos en grandes explotaciones comerciales y a la creación de cadenas de valor dominadas por grandes procesadores e intermediarios”, aseguró el director general.
Da Silva pidió apoyo para que los pequeños productores puedan adaptarse a las nuevas condiciones con medidas como el fortalecimiento de los derechos de tenencia de la tierra, un mejor acceso al crédito y mayores garantías de equidad en los contratos con sus clientes.
El estudio de la FAO subraya que los países que se están quedando rezagados, no obstante, tienen la posibilidad de convertir los pequeños centros urbanos en mercados importantes para la producción agrícola y otras actividades económicas.
Precisamente la mitad de la población urbana de los países en desarrollo (cerca de 1,500 millones de personas) vive en ciudades y pueblos de menos de 500,000 habitantes, con una creciente demanda de alimentos.
Los mercados urbanos representan hasta el 70 por ciento de los suministros nacionales de alimentos, lo que -unido a la tendencia a la urbanización, el cambio en las dietas y el aumento de los ingresos- puede suponer más oportunidades de negocio para los pequeños productores de las áreas rurales cercanas.
Los caminos rurales, las redes eléctricas, las instalaciones de almacenamiento y los sistemas de transporte refrigerado son algunas de las infraestructuras necesarias para satisfacer la demanda de frutas frescas, hortalizas, carne y productos lácteos.
Marco Sánchez-Cantillo, experto de la FAO, agregó que existen casos de referencia en los que se ha invertido en mejorar la conexión entre lo rural y lo urbano, como en algunos países de Latinoamérica, donde los programas nacionales para reducir la pobreza y las desigualdades “han terminado promoviendo la inversión privada”.
Fuente: El Economista