Es insólito, pero habría que imaginar la misma diversión y descontrol del Oktoberfest pero sin tener que pensar en la resaca posterior. Lo imposible parece estar cada vez más cerca en Alemania, donde cada vez más personas se pasan a la cerveza sin alcohol, conscientes de sus ventajas para la salud y absortos ante la calidad creciente de las opciones.
El límite legal de las cervezas para ser clasificadas como “bebida no alcohólica” es de menos de 0.5% de graduación. Y se transformaron en algo común y corriente en los famosos biergärten (“jardines de la cerveza”, en alemán), las terrazas donde se sirve cerveza.
Kathrin Achatz, una sonriente alemana de 40 años, habitué del local BRLO de Berlín, lo confirma a la agencia de noticias AFP: “Me gusta el sabor de la cerveza, pero no me parece razonable beberla siempre con alcohol”.
Es que BRLO, con su fantástico biergärten en el céntrico distrito berlinés de Kreuzberg, fue uno de los primeros locales en sumarse a esta nueva tendencia.
El portal de estadísticas federal Destatis, publicó que el volumen de cerveza no alcohólica producida en Alemania se duplicó en los últimos diez años, llegando a los 670 millones de litros en 2022.
El sondeo realizado en el año 2022 por el instituto Allensbach señaló que la cerveza no alcohólica representaba alrededor del 7% del total de compras de la bebida. Holger Eichele, jefe de la Federación de Cerveceros de Alemania (la asociación que representa los intereses de la industria) señala: “Vemos un auspicioso y fuerte incremento de la demanda”.
BRLO se jacta, además, de ser una de las mejores productoras cerveceras de Berlín, y lanzó su línea sin alcohol “Naked” (“desnuda”, en inglés) en 2017. Desde ese año, las ventas no paran de subir, y el salto fenomenal fue del 60% entre 2021 y 2022. Michael Lembke, uno de los dirigentes de la firma, dice que “desde el primer día, esta cerveza fue notablemente valorada por nuestros clientes”.
La planta cervecera está en el periférico distrito de Spandau. Allí, donde se producen unos 160 hectolitros mensuales de la cerveza “Naked”, quince empleados ensamblan los pedidos, en medio de un laberinto de tuberías y cintas transportadoras.
La cerveza sin alcohol fue lanzada al mercado en la década de los ’70, y fue concebida originalmente como un producto de nicho para conductores, mujeres embarazadas o alcohólicos en recuperación. Sin embargo, en los últimos años se generalizó su consumo y el número de marcas que la ofrecen se duplicó desde 2010, llegando a más de 700 las productoras que la hacen.
El crecimiento se debe al permanente desarrollo de las técnicas de fermentación, que lograron mejorar la calidad de la cerveza sin alcohol, algo que antes suponía una barrera para los consumidores.
En BLRO, por ejemplo, la bebida se produce durante una semana en enormes tanques con una levadura que impide la creación de alcohol durante la fermentación, pero no interfiere en el sabor.
El boom también se explica por los hábitos de vida saludable de los consumidores y la conciencia social sobre los efectos nocivos del alcohol.
Eichele afirma que “es una tendencia que estamos notando. Hay una preocupación creciente por los imperativos saludables en la población”.
Y por más que parezca difícil de creer, es un inglés radicado en Berlín, Max Thomas (y encima con ese apellido) quien confirma los dichos de Eichele: “A veces quiero tomar algo, pero no quiero sentir los efectos malignos del trago, por eso prefiero cerveza sin alcohol”.
Aunque Alemania es uno de los países con más bebedores en el mundo, con hasta 10 litros de alcohol puro al año por habitante, el consumo de alcohol está disminuyendo, especialmente entre los jóvenes.
Un estudio del Centro Federal de la Educación para la Salud, señala que del 25% de los jóvenes de entre 12 y 17 años que consumían alcohol al menos una vez por semana en 1979, en 2011 la cifra bajó al 14%. El informe dice que, como promedio, un alemán bebió 87.2 litros de cerveza en 2022, menos de los casi 100 litros de 2013. Y la federación cervecera prevé un crecimiento continuado de las ventas de sus productos sin alcohol, llegando hasta el 20% del mercado.
Eichele es más optimista: “La cerveza sin alcohol no reemplazará por completo a la cerveza clásica, pero tiene un potencial enorme”.
Fuente: El Observador (Uruguay)