Muchas empresas se han subido al carro de la carne vegetal, una alternativa que promete ser más sostenible y que atrae tanto a vegetarianos y veganos como a aquellos que quieren reducir el consumo de productos cárnicos.
Ahora, un proyecto conjunto del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la universidad Francisco de Vitoria ha desembocado en el lanzamiento de una carne vegetal a base de algarroba y cereales que se llamará Leggie y comercializará la compañía MRM.
Este nuevo producto lo firman las investigadoras Marta Miguel, del CSIC, y Marta Garcés, de la UFV, quienes han explicado a EFE que tiene un aspecto y una textura muy similar a la carne, pero que es más saludable, bajo en grasas naturales y sin colesterol.
La algarroba es una legumbre que crece en el Mediterráneo y que no necesita mucha agua.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) destacan que, aunque lo elabore un fabricante de cárnicos, es un producto 100% libre de carne. Solo cuenta con cereales y algarroba como fuente de proteínas.
Señalan, además, las múltiples cualidades de la algarroba, una legumbre que crece en el Mediterráneo y que no necesita mucha agua, de modo que tanto su huella hídrica como su huella de carbono son muy reducidas.
También es rica en proteína y en fibra dietética, y se le atribuyen propiedades para combatir el cansancio, por lo que se recomienda a personas que realizan una alta actividad física. Asimismo, las harinas elaboradas a partir de esta pueden ser consumidas por personas celiacas.
Hasta ahora, este ingrediente se ha usado sobre todo en forma de harina de algarrobo, un aditivo (E-410) que se usa como agente de textura o espesante. El único riesgo que presenta es que podría provocar reacciones alérgicas -aunque no es un alérgeno de declaración obligatoria-, y que si se toman grandes cantidades puede tener un efecto laxante o causar flatulencias.
La OCU ha explicado que, al igual que ha hecho con otros productos vegetales que imitan a la carne, pretende probarla y compararla con el resto de alternativas que hay en el mercado con soja texturizada o seitán.
Fuente: La Vanguardia