Clasificar más rápidamente las variedades de miel, crear mapas de alergias relacionadas con el polen o determinar la localización de un crimen son algunas de las aplicaciones del sistema de inteligencia artificial para conteo de pólenes que están desarrollando investigadores del Área de Visión por Computador del Instituto ai2 (Instituto Universitario de Automática e Informática Industrial), en colaboración con el personal del Instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo (IIAD) de la Universitat Politècnica de València.
El proyecto “Análisis polínico automático empleando redes neuronales convolucionales: aplicación a la clasificación monofloral de la miel” (POLENET), surgió hace un año de la necesidad del Laboratorio de la Miel del Instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo de la UPV de automatizar sus labores de calificación de la miel.
José Miguel Valiente, investigador del ai2 responsable del proyecto, explica que actualmente el laboratorio realiza labores de melisopalinología: “recibe muestras de productores de toda España y hace la clasificación para saber si la miel es monofloral o de mil flores, ya que en el mercado está mejor valorada una que otra. El procedimiento habitual para llevar a cabo este trabajo es que un experto en identificación de pólenes, trabajando sobre el microscopio, realice el conteo de partículas de polen que contiene cada variedad de miel”.
El sistema en el que trabajan los investigadores del Instituto ai2 para automatizar este proceso reduciría en horas la carga de trabajo que supone ahora mismo dicha labor. La aplicación de visión por computador a productos naturales, que tienen una gran variabilidad, implicaba hasta ahora una serie de problemas que han quedado resueltos con la utilización de inteligencia artificial a través de redes neuronales y la técnica del aprendizaje profundo o deep learning.
“Gracias a estas técnicas, la red aprende y luego infiere”, ha comentado Valiente, para añadir que, hasta llegar a eso, son necesarias miles de imágenes de pólenes, que previamente ha de clasificar el personal del IIAD.
Actualmente, el proyecto, que se desarrollará hasta 2022, está en la etapa inicial de captura de información. “Hemos automatizado el microscopio para escanear muestras de manera fija y sacar cientos y cientos de imágenes; luego, esas imágenes las pasamos por una aplicación que hemos desarrollado y el experto las etiqueta, de manera que tengamos el material para entrenar la red neuronal”, comenta Valiente.
El objetivo final es contar con una aplicación que ayude a los técnicos de laboratorio a identificar los pólenes, uniformizando criterios de clasificación, pudiendo así realizar el análisis en muchas más muestras y obteniendo, por tanto, resultados más rápidos y objetivos.
El sistema no solo reduciría en horas este trabajo, sino que tendría aplicaciones más allá del conteo de polen para el mercado de producción de miel, ya que esa misma técnica se utiliza en aerobiología y aeropalinología, ciencias relacionadas con el conteo de pólenes para elaborar modelos de predicción que permiten conocer el inicio y el contenido polínico de un lugar determinado, alertando así a la población con posibles alergias.
“Hay otros contextos, como el de la palinología forense, donde también podría utilizarse, ya que la técnica que se utiliza para el conteo de pólenes es la misma. En determinados estudios forenses, se analizan los pólenes para tratar de deducir la localización geográfica concreta en la que ocurrió un suceso, por ejemplo”, explica Valiente.
Fuente: Agencia EFE