El hambre en el mundo ha aumentado por tercer año consecutivo y afecta a 821 millones de personas, por lo que se necesita mayor voluntad política y apoyo financiero para acabarla, según los participantes en la ceremonia oficial del Día Mundial de la Alimentación celebrada en la sede de la FAO en Roma.
El Día Mundial de la Alimentación (DMA) se celebra en más de 150 países en el mundo y este año el tema fue “Nuestras acciones son nuestro futuro: un mundo con Hambre Cero para 2030 es posible”, sobre la necesidad urgente de intensificar los esfuerzos colectivos para alcanzar la meta.
“La lucha contra el hambre exige con urgencia una financiación generosa, la abolición de las barreras comerciales y, sobre todo, una mayor resiliencia frente al cambio climático, las crisis económicas y la guerra”, señaló el Papa Francisco en un mensaje leído en el evento.
El DMA se conmemora este año coincidiendo con conflictos, fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático, desaceleración económica y un rápido aumento de los niveles de sobrepeso y obesidad, que están revirtiendo el progreso realizado en la lucha contra el hambre y la malnutrición.
“Necesitamos poner en práctica sistemas alimentarios que proporcionen alimentos saludables y nutritivos que sean accesibles y asequibles para todos”, señaló el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, en su intervención.
Subrayó que el Hambre Cero no sólo consiste en alimentar a las personas, sino también proporcionarles los nutrientes que necesitan para llevar vidas saludables y productivas. “Estamos presenciando la globalización de la obesidad”, advirtió.
La obesidad
“Si no encontramos formas concretas para detenerla, el número de personas obesas será pronto tan elevado como el número de personas subalimentadas en el mundo”, anunció, instando a mejorar al mismo tiempo la producción y el consumo de alimentos saludables de forma sostenible.
En un mensaje de video, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, denunció que las muertes de la mitad de los bebés del mundo son debidas al hambre, lo que calificó de “intolerable”, y pidió a cada uno “hacer su papel para avanzar hacia sistemas alimentarios sostenibles”.
Otro de los participantes en el evento fue el embajador de Buena Voluntad de la FAO para la Nutrición, el rey Letsie III de Lesotho, quien dijo: “se requiere un esfuerzo conjunto de toda la sociedad para superar este problema (la obesidad) de la misma manera como se hizo para combatir otros problemas públicos, como el VIH y la malaria”.
La reina Letizia de España, a su vez embajadora Especial de Buena Voluntad de la FAO para la Nutrición y uno de los oradores principales del DMA, dijo “que la educación integral para la salud sea parte de los programas escolares. Cerciorémonos de que los consumidores refuerzan su papel y realmente sepamos lo que están comprando y comiendo”.
El presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert F. Houngbo, señaló por su parte: “para que la agricultura africana alcance su potencial, necesita inversión, no sólo en mayor productividad y rentabilidad, sino también en infraestructura, investigación y en políticas que den como resultado cadenas de valor que incluyan a los pequeños campesinos, y en particular a las mujeres y los jóvenes”.
En su intervención David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), recordó que: “con toda nuestra riqueza, toda nuestra experiencia, toda nuestra tecnología, es una vergüenza para nosotros que un niño pase hambre. Todos seremos responsables”.
La FAO recordó que el hambre en el mundo ha aumentado por tercer año consecutivo y afecta ahora a 821 millones de personas, una de cada nueve.
Pero también han crecido otras formas de malnutrición. En 2017, unos 150 millones de niños menores de cinco años (22 por ciento) sufrieron retraso del crecimiento, una de cada tres mujeres en edad reproductiva padecía anemia, y cerca de dos mil millones de personas tenían sobrepeso, incluidos 38 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso y 672 millones de adultos obesos.
La FAO resaltó que si bien el hambre se limita sobre todo a áreas devastadas por conflictos, sequías y pobreza extrema, la obesidad está en todas partes y está aumentando en el mundo.
Tiene además un enorme coste socioeconómico: es un factor de riesgo para enfermedades como derrames cerebrales, dolencias cardíacas, diabetes y algunos tipos de cáncer, y su impacto económico global es de aproximadamente dos billones de dólares anuales (2.8 por ciento del PIB mundial).
Según el organismo de la ONU, la obesidad y la anemia están aumentando a medida que los actuales sistemas alimentarios globales han hecho más disponibles y accesibles los alimentos procesados e industrializados, con alto contenido de grasas, azúcar, sal y aditivos químicos.
Fuente: Diario de Yucatán