La edición genética es una técnica científica que se está empleando cada vez más para modificar la estructura genética de seres vivos y, por lo tanto, sus características y comportamientos.
Recientemente ya se han realizado múltiples experimentos con edición genética como parte de los avances de la biotecnología, incluso si varios de ellos pueden llegar a ser controversiales por cuestiones éticas que las atraviesan o por los riesgos que pueden implicar de momento en los seres en los cuales se experimenta. Sin embargo, nada de esto detiene a quienes quieren conocer los alcances que la modificación de genes puede llegar a tener en la vida como la conocemos, en la agricultura y en otros ámbitos del planeta que son fundamentales para el desarrollo de las personas.
Ahora, un nuevo experimento trata un tema que, aunque en un primer momento no parece ser una de las cuestiones más fundamentales de la vida en la Tierra, lo cierto es que sin duda resulta en una de las más llamativas para los humanos: la cerveza.
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad KU Leuven, en Bélgica, demostró que mediante las herramientas de edición genética CRISPR (las cuales consisten en inyectar ARN a una célula que codifica la proteína Cas9 y darle una especie de guía que indica a Cas9 dónde debe cortar la cadena del ADN para modificarlo) se puede alterar la levadura y con esto mejorar el sabor de la cerveza, una bebida que puede variar mucho en calidad y sabor, dependiendo de sus procesos de elaboración.
De hecho, el interés principal de este experimento surge después de que, con la modernización en la producción de cervezas, los sabores de esta bebida han ido cambiando y no siempre para bien… Esto se debe a que, con la producción masiva, se puede llegar a un exceso de presión del dióxido de carbono producido durante la fermentación, que afecta negativamente al sabor de la cerveza.
Para evitarlo, se propone que la edición genética puede ser un factor importante pues existe una cepa de levadura que es particularmente resistente al dióxido de carbono y que representa el principal inhibidor de la producción de acetato de isoamilo, un compuesto aromático que es parte fundamental del sabor afrutado de la cerveza. Así que, si mediante edición genética se puede secuenciar el genoma completo de esta levadura, es más sencillo preservar el sabor afrutado de una cerveza, incluso bajo la presión de los tanques de fermentación modernos.
Con este descubrimiento se abre el camino para que la mutación de cepas mediante la edición genética permite conservar o modificar sabores durante la elaboración de cerveza de formas casi infinitas. Así que podemos estar frente al inicio de una de las claves futuras para la producción y consumo de esta bebida originaria desde los años 4,000 A.C. al 3,500 AC.
Fuente: GQ