La ciencia siempre ha investigado los problemas que acechan a la humanidad. Actualmente, hay dos problemas urgentes que se podrían resolver simultáneamente. El primero es el de la hambruna y el segundo el del plástico, que no deja de invadir todos los rincones del mundo.
En la búsqueda de soluciones a estos problemas, un equipo de científicos pretende reutilizar el plástico para convertirlo en alimento. La idea es conseguir así limpiar el medioambiente. A la vez que se genera alimento para miles de bocas necesitadas.
Una de las grandes motivaciones de esta idea es buscar una solución al problema del hambre, que recorre muchos rincones del planeta. A medida que aumenta la población global, crece la hambruna.
Hoy cerca de 690 millones de personas viven en una situación extrema. Esto es, el 8,9% de la población mundial. Esa cifra seguirá aumentando cada año más y, para el 2023, está previsto que aumente en 10 millones.
Por otro lado, también sigue aumentando la cantidad de plástico que producimos y acumulamos. Cada año se fabrican 6.300 millones de toneladas y el 80% acaba en vertederos donde se acumula. Una parte también acaba repartida por la superficie de ríos, mares y océanos e incluso la superficie terrestre.
El reto de transformar plástico en alimento
La idea es reutilizar plástico. Para ello han creado el proyecto de Reutilización Biológica de Plástico BioPROTEIN. En él unen esfuerzos biólogos, químicos e ingenieros de varios centros de investigación junto con el programa DARPA. Una iniciativa que lleva trabajando en temas similares desde 2021.
Aunque el proyecto aún en fase de desarrollo, el equipo que dirige el biólogo Stephen Techtmann ya ha conseguido crear pequeñas cantidades de proteína en polvo. La idea es que los humanos podamos incluirla como parte de nuestra alimentación en un futuro.
La ciencia detrás de esta transformación surge a raíz de otros proyectos de investigación relacionados con los derrames de petróleo. Existen bacterias libres en la naturaleza capaces de deshacer y limpiar petróleo allá donde se ha vertido. ¿Podrían hacer lo mismo esas bacterias con el plástico?
Parece que sí, y que los humanos podrían comer plástico de manera indirecta, ingiriendo las células producidas cuando las bacterias se alimentan de él. Sería algo así como transformar el plástico en comida.
Ventajas y desventajas de un proyecto muy ambicioso
El plástico como el que comúnmente se utiliza en botellas se puede convertir mediante un proceso químico en una especie de lodo aceitoso. Una vez realizada la transformación, las bacterias lo pueden metabolizar con mayor facilidad y velocidad.
Posteriormente esas mismas bacterias se llevan a una especie de matadero microbiano para ser aprovechadas. El resultado final sería un producto similar a la proteína en polvo ya procesada que en ocasiones consumimos.
El gran problema es que solo un 9% del plástico se recicla por lo costoso que es el proceso. El tratamiento químico también tiene un coste elevado, por lo que hay que plantear formas más sostenibles de llevarlo a cabo. Implementar fuentes de energía renovable sería esencial para abaratar costes.
Lo positivo de encontrar soluciones a esos problemas es que el plástico transformado por bacterias podría acabar siendo una fuente alimentaria sostenible. Sería perfectamente exportable a países necesitados, donde los recursos alimentarios son escasos y la hambruna es un serio problema.
Fuente: El Tiempo