La española llega al país a la vez que planea la apertura de una planta en Brasil para ganarse un lugar entre las cervezas artesanales de la región.
Ser “la resistencia” es ir en contra de las normas establecidas, y esta máxima es la que lleva al Profesor, Tokio, Nairobi y el resto de La Banda a tomar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en la serie española La casa de papel. Y mientras planeaban su detallado plan, la cerveza que bebían era Estrella Galicia. “Somos la resistencia en el sector cervecero. Estos son nuestros valores, luchar contra la estandarización de la cerveza”, dice Ignacio Rivera, director general de Hijos de Rivera, el grupo español dueño de esta marca, que en octubre lanzó al mercado mundial 85 millones de botellas con la imagen de la popular serie de Netflix.
Ahora, en un nuevo capítulo para la marca, el grupo español quiere hacerse un espacio entre las cervezas artesanales en México. El despliegue en los refrigeradores y anaqueles comenzó en la capital, pero hay planes para avanzar al resto del país. El desafío de esta travesía es la importación y la distribución de la cerveza, que se cocina en una sola fábrica en La Coruña, Galicia.
Expansión: ¿Cuál es el atractivo del mercado mexicano para Estrella Galicia?
Ignacio Rivera: Venir a México es volver a nuestro origen, porque el fundador de la compañía, que era mi bisabuelo José María Rivera Corral, emigró a finales del siglo XIX a Veracruz y ahí estableció sus negocios. De regreso a España, fundó nuestra compañía en 1906. Es como volver a casa y nos sentimos muy contentos porque México es un país cervecero y el mercado era una asignatura pendiente. Es un mercado difícil, con aranceles para la cerveza, pero nos está yendo muy bien.
E: ¿Cuáles son las proyecciones financieras para la empresa?
IR: Tenemos el sueño de facturar 1,030 millones de euros, 2021 cerraremos sobre los 650 millones de euros y vamos hacia adelante con el plan de internacionalización. Soñamos con ser la cerveza más querida, no la más vendida para ello. Nosotros sólo fabricamos cerveza en una única fábrica, desde donde sale al mundo, que es en La Coruña, en Galicia. Lo que pensamos es montar una segunda unidad en Brasil, en el estado de São Paulo.
E: ¿Cómo ha sido tener un proceso de internacionalización sin perder la esencia de una cervecera artesanal?
IR: Nuestro propósito es luchar contra la estandarización de la cerveza, mantener ese origen artesanal que tenemos como compañía familiar. Y nos vamos haciendo grandes y mantenemos ese propósito, sabiendo que tenemos que pagar a veces unos aranceles y quizás nuestro posicionamiento de precio es más caro, porque el coste también es más alto.
En el mundo cervecero, hay grupos que rotan los activos, pero nosotros solo hacemos cerveza una vez al mes, tardamos entre el cocimiento, la fermentación y la maduración y el resultado es esa cerveza diferente y artesanal. Lo más importante es la filosofía de ser artesanos, el no prostituirse. Nosotros podríamos vender más cerveza, si se produjera tres veces al mes, pero no queremos cambiar eso porque queremos que nuestros consumidores entiendan la diferencia que tenemos.
E: ¿Cómo ha sido liderar la internacionalización de la compañía, sin que pierda su espíritu familiar?
IR: Esto es como estar en un avión, reparando o ampliando las alas, pero en el aire, no en tierra. Es una locura y el proceso de expansión es brutal. Hemos pasado de producir 30 millones de litros a los 430 millones de litros. Es un proceso continuo de expansión que tenemos que afrontar siempre. La clave para esto es que la familia está al servicio de la empresa, es así como hemos sabido mantener ese legado, separar el consejo de familia del consejo de administración.
E: ¿Cómo van los planes para la planta de Brasil, cuál es la inversión y cuándo iniciará operaciones?
IR: Para mercados como México, la idea es que la cerveza venga de España, pero en Brasil vemos una alternativa para Sudamérica y el proyecto es de 150 millones de euros. Esta fábrica estará lista en el verano de 2023, o sea que aún falta, y nos permitirá llegar a los mercados de Venezuela para abajo, como Uruguay Perú Colombia.
Fuente: Expansión
