Tecnología por todas partes. Eso es lo que tenemos en esta época actual tan avanzada, en la que un concepto que no ha cumplido aún la década como es el del teléfono inteligente ha abanderado la inclusión de sus posibilidades en otros mercados y sectores. Tenemos la ropa inteligente que Levi’s inaugura este mismo año o relojes que nos controlan hasta la calidad del sueño. Hay realidad virtual en las casas, un ecosistema de productos conectados.
Pero para los que estén pensando en una mezcla científica de alimento y algún tipo de tecnología ‘comestible’, no es así. Su fin de uso es más mundano y a la par mucho más útil, destinado a mejorar la calidad de vida del ser humano. Y eso es para lo que la tecnología fue creada y avanza, para mejorarnos o hacernos un poquito más fácil la vida. Como en este caso, en el que una manzana robot es capaz de certificar que un envío de frutas para las tiendas está sano y no hay ninguna pieza mala que afecte al resto.
A pesar de que en los envíos actuales de frutas se emplean sensores, la mayoría no refleja las condiciones exactas que hay en cada caja, sino que lo hacen de forma general. Y aunque también están los controles de calidad, puede que una muestra al azar no dictamine la calidad del lote entero.
Por ello, un grupo de científicos suecos ha creado un sensor en forma de fruta artificial, cuya composición es lo suficientemente parecida a la fruta que debe analizar. De esta manera, e introduciendo una en cada caja del lote, un transportista puede saber al instante qué tal va todo el envío, ya que recibe las temperaturas y condiciones de todas las cajas.
¿Cómo se crea un gadget semejante? En el caso de una manzana robótica, lo primero es escanear una manzana real con rayos X para que un algoritmo pueda generar la textura y tamaño medio de la pieza y que una impresora 3D cree el objeto. Una vez con la ‘carcasa’ ya fabricada, el equipo de científicos la llena con un compuesto de carbohidratos, poliestireno y agua que simula todos los aspectos de la manzana, desde la piel hasta la pulpa. Y aunque el resultado final no se parece a una manzana real visualmente, sí que lo hace en el resto de aspectos que van a ser analizados. Luego se pone una en cada caja y ya está el lote entero cubierto con sensores.
Lo mejor del invento es su costo, ya que crear una sola fruta de estas vale 50 dólares y puede reusarse en cada envío. Lo malo es que el diseño actual no tiene la función para transmitir datos inalámbricos, por lo que hay que detenerse a mirar los sensores. Pero esto es precisamente el siguiente objetivo de los inventores, mejorar el diseño que ya de por sí es útil para los que se dediquen a este mercado.
Fuente: As