Investigadores de la Politécnica de Madrid, junto a profesores de la Universidad Politécnica de Valencia y otras universidades iberoamericanas, consiguieron crear envases biodegradables a partir de residuos agroalimentarios. Gracias a esta investigación se podrá introducir los envases alimentarios y los films de la agricultura en la economía circular.
Los materiales plásticos una vez cumplida su vida útil, si no son gestionados adecuadamente para revalorizarlos en forma de energía o en forma de un nuevo material plástico reciclado, representan una contaminación para el medio ambiente. Los residuos alimentarios como la yerba mate, los posos de café, las cáscaras de frutas y la kombucha son generalmente desechados una vez consumida la infusión o comida la fruta, y son una materia prima que puede aprovecharse para extraer partículas, nanopartículas, y componentes bioactivos para su uso en el desarrollo de nuevos materiales plásticos más sostenibles.
Según informó la Universidad Politécnica de Madrid, gracias a esta investigación se podrán introducir los envases alimentarios y los films de la agricultura en la economía circular. Además, una vez que los materiales han cumplido su vida útil se desintegran en condiciones de compostaje en aproximadamente un mes.
La extracción de partículas y nanopartículas con propiedades activas a partir de residuos agroalimentarios (yerba mate, café, algas, cáscaras de frutas, bebida de kombucha) permite revalorizar estos residuos dándoles una segunda vida útil. Si, además, se utilizan estas partículas bioactivas para reforzar materiales poliméricos biobasados y biodegradables se pueden obtener materiales compuestos más sostenibles con propiedades activas (antioxidantes, antimicrobianas, etc.) de interés para su uso en aplicaciones alimentarias como envases alimentarios y/o films para la agricultura.
Para que el envase sea bioactivo se extraen aditivos naturales a partir de residuos agroindustriales y se ha demostrado que estos pueden utilizarse para obtener componentes bioactivos de interés para la industria de los materiales plásticos, que permiten extender la vida útil de los alimentos sin necesidad de adicionarles conservantes.
Fuente: La Vanguardia