El sector cervecero ha avanzado en los últimos años hacia una adaptación casi total a los gustos de los consumidores. En ese proceso, una palabra toma protagonismo: sin. Sin alcohol, sin gluten… y, el siguiente paso, sin emisiones.
La multinacional holandesa Heineken cuenta con cuatro centros de producción en España: en Sevilla, Jaén, Madrid y Valencia. Para ellos ha puesto un mismo objetivo: el de la eficiencia energética. Heineken se ha fijado la meta de que ninguna de estas plantas produzca emisiones de CO2 en 2025, es decir, cinco años antes que lo que marca su estrategia de sostenibilidad global para 2030.
Dentro de ese proceso, desde marzo pasado su fábrica de Jaén ya está libre de emisiones, siendo la primera de España y la mayor de Europa con esta característica, al trabajar de forma exclusiva con energía renovable: por un lado, con electricidad verde de origen solar, y por otro, con energía térmica procedente de una planta de biomasa que utiliza como materia prima residuos de la poda de los olivos.
El resto de sus fábricas trabajan en esa dirección. Desde septiembre de 2020 todas se surten de energía fotovoltaica procedente de una planta situada en El Andévalo, Huelva, e inaugurada junto a Iberdrola, y que cuenta con 150,000 paneles. Solo con esta planta evita la emisión de 15.000 toneladas de CO2 al año.
Pero los objetivos de sostenibilidad van más allá de la producción. Heineken aspira a que toda su cadena de valor sea neutra en carbono en 2040, para lo que colabora junto con sus proveedores, distribuidores y clientes de alimentación y hostelería. Además, trabaja para que sus envases –que se reutilizan o se reciclan y se elaboran con el mayor porcentaje de material reciclado e, idealmente, provienen de fuentes sostenibles– sean 100% circulares, garantizando al máximo la calidad y la seguridad de sus productos.
Otro punto clave es el agua, que supone el 95% de la cerveza. Este año Heineken cumplirá su objetivo de devolver a la naturaleza toda el agua que contienen sus cervezas elaboradas en España, con proyectos de compensación como los que tiene en Doñana o La Albufera valenciana. Ese objetivo lo logrará nueve años antes que el plazo marcado a nivel global por la compañía.
Fuente: Cinco Días