Varios años de estudios y trabajos en laboratorio le dieron un gran y novedoso resultado a investigadores de la Universidad de Caldas, quienes fabricaron un bioplástico hecho a base de cáscara de naranja valencia.
Este proyecto se centra en la creación de un bioplástico utilizando pectina extraída de la cáscara de este cítrico, un residuo agroindustrial abundante en el departamento y en el Eje Cafetero. La innovación se planteó como una alternativa biodegradable y renovable de los plásticos convencionales y nació del grupo de investigación en Cromatografía y Técnicas Afines (GICTA) de esta institución.
“El impacto que puede tener esta investigación es grande. En Caldas, en muchas partes se siembra este tipo de naranja, por lo que se generan muchos residuos, así que tenemos cerca la materia prima. De ella extraemos la pectina que nos permite producir el bioplástico”, dijo Viviana Morales Sánchez, investigadora principal y estudiante de doctorado en Ciencias Químicas.
Luego del resultado investigativo, el equipo del que hacen parte también Esteban Giraldo, estudiante de Ingeniería de Alimentos; el profesor Álvaro Pulsara, físico de la Universidad Nacional y la profesora Eva Almenar de la Michigan State University, se encuentra realizando ensayos con prototipos de recubrimientos de alimentos, como es el caso del que se usa en bandejas de frutas como uvas y fresas.
“Estamos haciendo ensayos con simulantes que imitan el comportamiento de un alimento para garantizarle al consumidor que no hay sustancias que migren del empaque al alimento, como sí pasa con los plásticos tradicionales”, explicó Morales.
También están realizando análisis de degradabilidad que, al momento, les arroja un tiempo de solo seis meses y en condiciones ambientales normales. “Los plásticos convencionales son petroquímicos y tardan entre dos y 10 años en degradarse y nunca de manera natural, únicamente de forma industrial, a través de la incineración o fragmentación”, mencionó la investigadora.
Esta innovación ha tenido, además, un importante apoyo internacional, pues se ha consolidado una cooperación con la Michigan State University, el Instituto Nacional de Fotoelectrónica y la compañía MGM de Rumania.
“Nos mueve la preocupación por el medio ambiente y las toneladas de plásticos que hoy son arrojadas al medioambiente y cuyos efectos ya se evidencian en el consumo de microplásticos. La Elsevier Fundation catalogó esta idea como una de las más verdes y novedosas de la época, lo que permite prever que esta idea cuenta con respaldo nacional e internacional de la comunidad académica y científica”, mencionó Milton Rosero, colíder del grupo de investigación en Cromatografía y Técnicas Afines de la U. de Caldas.
El siguiente paso para este innovador proyecto es la obtención de patentes y la realización de alianzas con empresas para trabajar en la automatización del proceso y lograr la producción a nivel industrial, de manera que se llegue a un costo de producción asequible para el mercado y que permita reemplazar los empaques de un solo uso que salieron del mercado este mes en todo Colombia.
Fuente: MSN