Las enfermedades cardiovasculares son un grupo amplio de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, en el que se incluyen las cardiopatías, las enfermedades cerebrovasculares o las trombosis venosas profundas. Son un problema importante para la salud pública, ya que constituyen la principal causa de muerte en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los eventos cardiovasculares (nuevos o repetidos) se pueden prevenir. Los factores de riesgo más importantes son una dieta malsana, la inactividad física, el consumo de tabaco y el consumo nocivo de alcohol.
Los especialistas hablan de dietas malsanas como un factor influyente y viceversa. Investigadores de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) han encabezado el estudio CORDIOPREV, que demuestra que la dieta mediterránea reduce de forma drástica la probabilidad de volver a tener un evento cardiovascular mayor entre pacientes que ya han sufrido uno y que presentan manifestaciones clínicas de enfermedad cardiovascular o coronaria.
Es decir, un modelo de alimentación mediterránea evita uno de cada cuatro eventos cardiovasculares en pacientes ya tratados, los de mayor riesgo.
Los pilares de la dieta mediterránea
La investigación se ha realizado en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, sobre una muestra de 1,002 pacientes con enfermedad coronaria establecida de entre 20 y 76 años. Una parte de la muestra mantuvo a lo largo de siete años un modelo de alimentación basado en la dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen, y el resto siguió una dieta baja en grasas y rica en hidratos de carbono complejos.
El modelo de alimentación mediterránea a que hace referencia el estudio está basado en un amplio consumo de cereales integrales, frutas, verduras, legumbres, pescado de todo tipo con preferencia del pescado azul, y cuyo eje graso fundamental y casi exclusivo es el aceite de oliva virgen. Es un modelo de alimentación rico en grasas monoinsaturadas: entre un 35 y 40% de las calorías totales proviene de grasas, de las cuales aproximadamente un 20% corresponden a la grasa monoinsaturada del aceite de oliva virgen.
Control de la arteriosclerosis
“Cuando empezamos el estudio CORDIOPREV, si tratábamos bien a los pacientes que ya habían sufrido un evento cardiovascular, la tasa de recurrencia era de un 33 %. Con la dieta baja en grasa se reduce a un 23 %, pero es que con el modelo de alimentación mediterránea se ha reducido a un 17 %”, explica el investigador principal del estudio, el doctor José López Miranda.
A su juicio, el estudio ha demostrado que precisamente es el modelo de alimentación mediterránea el que reduce en mayor medida la probabilidad de volver a tener un nuevo evento cardiovascular”. Y se trata de una reducción de hasta el 26.6 %, comparado con el modelo de dieta baja en grasas. Esta cifra aumenta hasta el 33% entre los pacientes varones.
También demostró gran efectividad en el control de la arteriosclerosis: “Con el modelo de alimentación mediterránea se induce un proceso de regresión o de estancamiento de la arteriosclerosis, cosa que no ocurre, u ocurre en menor medida, con la dieta baja en grasas rica en hidratos de carbono complejos”.
Los resultados se han publicado por la prestigiosa revista científica internacional The Lancet.
Fuente: Mundo Deportivo