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La leche de vaca que no es de vaca, pero sabe igual y es más sana

Países como EEUU, Israel o Singapur ya pueden vender leche de vaca que no se extrae de las ubres del animal, sino que se produce a partir de un proceso de fermentación en un laboratorio. Según sus creadores, esta leche sintética tiene un sabor idéntico a la leche real, pero su producción es más barata y no contiene elementos dañinos como colesterol, lactosa, hormonas ni antibióticos.

La empresa israelí Remilk acaba de obtener el visto bueno por parte del ministerio de sanidad de su país para vender sus productos lácteos sintéticos al público. La compañía ya había conseguido a principios de este año una aprobación similar de la agencia de seguridad alimentaria de Singapur y de EEUU.

“Este es un momento decisivo, no sólo para Remilk, sino para todo el sector mundial de las proteínas alternativas y para el Estado de Israel, uno de los primeros del mundo en reconocer la importancia de la fermentación de precisión”, declaró Aviv Wolff, director general y cofundador de Remilk. “La apertura del mercado israelí a los verdaderos productos lácteos hechos sin animales situará a Israel no sólo a la vanguardia de la investigación y el desarrollo mundiales en tecnología alimentaria, sino también como mercado líder en el mundo para el consumo de nuevos alimentos”.

Aunque Remilk no es la única empresa que ha conseguido el certificado de alimento seguro (GRAS) para su leche sintética. La empresa californiana Perfect Day lleva dos años con ella y se ha asociado con el gigante alimentario Nestlé para sacar al mercado su leche producida mediante fermentación de precisión. “Estamos explorando tecnologías emergentes que puedan conducir a alternativas respetuosas con los animales que sean nutritivas y sostenibles, sin comprometer el gusto, el sabor y la textura”, aseguró en su momento Heike Steiling, Directora del Centro de Desarrollo de productos lácteos de Nestlé.

Cómo se hace la leche de laboratorio

Tanto Remilk como Perfect Day utilizan un método similar que han llamado fermentación de precesión. El proceso, explica Remilk, comienza copiando el gen responsable de la producción de proteínas lácteas en las vacas e insertándolo en una levadura similar a la que se utiliza para producir pan o cerveza.

La levadura toma esas instrucciones genéticas y comienza a producir copias idénticas de la proteína del animal. El resultado se combina después con vitaminas, minerales, grasas no animales y azúcar para obtener una amplia gama de productos lácticos entre los que, además de leche, podemos encontrar quesos, helados o suplementos deportivos altos en proteínas.

Los que buscan bebidas alternativas a leche de animal, ya sea por cuestiones éticas o de salud, tendrán ahora una opción nueva con un sabor idéntico a la leche de vaca que hemos bebido desde pequeños. La fermentación de precisión permite eliminar componentes como la lactosa, el colesterol, los antibióticos o las hormonas de crecimiento que pueden ser perjudiciales para la salud. Además, la producción de este tipo de leche es mucho más sostenible, generando hasta un 97% menos de emisiones de carbono que los lácteos convencionales, según apunta Perfect Day.

“El gran logro del equipo de I+D de Remilk radica en haber conseguido convertir una tecnología que se ha utilizado durante décadas para crear componentes para la industria alimentaria, como vitaminas y enzimas en pequeñas cantidades, en la producción de uno de los componentes más significativos y de mayor calidad de la industria alimentaria”, explica el Dr. Ori Cohavi, Director de Tecnología y cofundador de Remilk.

Un mercado en auge

Israel es el segundo país, por detrás de Estados Unidos, que más empresas tiene dedicadas a la creación de proteína sintética. Ambos países cuentan con empresas que producen carne de vacuno, pescado, pollo o marisco a partir de células de los animales y ya han construido enormes fábricas que prometen producir al menos 10 millones de kilos de este tipo de carne al año.

Perfect Day es el actual líder en el sector de la leche sintética, pero Remilk se está poniendo las pilas. La empresa ya ha recaudado más de 130 millones de dólares y ha firmado acuerdos con los principales actores de la industria alimentaria mundial.

Ahora, con los recientes permisos en Singapur y EEUU e Israel, la empresa tiene planeado escalar sus operaciones y expandirse globalmente, aunque para que llegue a Europa necesitará pasar el filtro de la EFSA, la agencia reguladora de los alimentos de la UE. “Nuestra proteína láctea, producida a escala industrial, nos permite cambiar la cara del mercado lácteo”, afirma Cohavi.

Fuente: El Confidencial

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