Los seis finalistas, procedentes de Alemania, Reino Unido, Italia, Países Bajos, Austria y la República Checa han convencido a los jueces con sus innovadoras ideas para la industria alimentaria, los materiales alternativos y los embalajes biodegradables, entre otras. El ganador, que recibirá un premio de 25,000 euros, será elegido en el transcurso de un acto de presentación de los proyectos que se celebrará el próximo el 18 de octubre en el “Haus Ungarn”, un espacio multifuncional de eventos ubicado en Berlín.
El jurado está formado por representantes de Landbell Group y por profesionales externos, entre los que se incluyen Alexis Figeac, fundador del proyecto europeo R2Pi sobre Modelos de negocio basados en la economía circular; y Suvi Haimi, directora ejecutiva y cofundadora de Sulapac, la start-up que ganó el Green Alley Award en 2017. Los finalistas tendrán la oportunidad de desarrollar sus ideas comerciales con expertos en sesiones de asesoramiento y en la ceremonia de entrega de premios explicarán sus proyectos al jurado y a la audiencia.
Landbell Group puso en marcha este premio, el primero de este tipo a escala europea destinado a start-up en el ámbito de la economía circular, con el objetivo de reconocer la labor realizada por las empresas jóvenes cuyo modelo de negocio estuviera enfocado hacia las áreas de la economía circular digital, el reciclaje o la prevención de residuos.
Conceptos sostenibles para la economía circular
Los Green Alley Award, creados en 2014, han cumplido ya cinco años, durante los cuales han conseguido hacerse un hueco de prestigio en el mundo de las start-up. Los finalistas de este año se eligieron entre un total de 215 solicitudes presentadas, procedentes de 30 países europeos, la mayoría de ellas desde Alemania, Reino Unido e Italia. La convocatoria de este año se centró en tres pilares fundamentales de la economía circular: innovación en materia de residuos, con un 37% de proyectos presentados; innovación y nuevas tecnologías de reciclaje, que supusieron otro 37%, y soluciones digitales para la economía circular, que aglutinaron el 26% restante de las solicitudes.
El desarrollo de materiales sostenibles, la prevención de residuos y las herramientas digitales para la optimización de procesos ofrecen un enorme potencial de negocio para los emprendedores jóvenes y las start-up, tal como han demostrado los diferentes proyectos finalistas. “Todos ellos han desarrollado un concepto inteligente y único, basado en la idea de la economía circular”, afirma Jan Patrick Schulz, director ejecutivo de Landbell Group.
Esta multinacional alemana, además de creadora de los premios Green Alley, es uno de los principales proveedores de servicios y asesoramiento en materia de cumplimiento ambiental y químico a nivel internacional. “Estamos encantados con la acogida que han recibido los premios, y creemos firmemente que las start-up son motores sólidos e importantes en un sector como la economía circular, en el que la innovación es tan necesaria. Los Premios Green Alley son nuestra forma de premiar a estas empresas”.
Los finalistas
Superseven (Alemania): Superseven, procedente de Alemania, utiliza la marca Repaq para desarrollar soluciones de embalaje completamente biodegradables que pueden competir a nivel técnico con los envases de plástico. Su film para envases está fabricado con celulosa y se puede utilizar, una vez desechado, como compost en casas y jardines, de acuerdo con la certificación TÜV. Además, está completamente libre de contaminantes, es adecuado para envasar comida y resulta inocuo para personas, animales y medio ambiente.
Refurbed (Austria): La start-up austriaca Refurbed da una nueva vida a productos finales, no sólo a sus componentes o materias primas. Sus expertos se encargan de reparar y reconstruir dispositivos eléctricos y electrónicos ya utilizados, como smartphones, tabletas, pantallas y electrodomésticos. Así, estos dispositivos, que de otro modo se reciclarían por partes, pueden ser reutilizados, con un coste un 40 % inferior para los usuarios.
MIWA (República Checa): Minimum Waste (“Cantidad mínima de residuos”) es, además de su marca, el objetivo de esta start-up, cuya tecnología recientemente desarrollada permite a distribuidores de alimentación y consumidores comprar y vender sin utilizar envases. Los comerciantes reciben los productos directamente de los productores, en contenedores rellenables, de los que los consumidores pueden sacar la cantidad exacta que necesitan al momento. Posteriormente, estos contenedores se limpian y se devuelven a los productores para que puedan utilizarlos de nuevo.
Ecoplasteam (Italia): La solución EcoAllene resuelve un problema que muchos profesionales de la economía circular ven como un obstáculo: la dificultad de separar mezclas de materiales, como residuos compuestos por una capa de metal y de plástico. En vez de utilizar procesos complejos para separar estos componentes, el proceso de producción patentado de Ecoplasteam crea un nuevo material versátil que puede utilizarse para ropa, adoquines o artículos domésticos.
Circular IQ (Países Bajos): Tomar decisiones de compra sostenibles requiere disponer de información detallada acerca de la sostenibilidad de los productos. Circular IQ es una aplicación que recaba y acumula datos a lo largo de la cadena de suministro, desde la fuente de los recursos hasta los contratos del proveedor. Esto permite a las empresas supervisar y optimizar la sostenibilidad de sus productos y ofrecer así transparencia a clientes y compradores.
Aeropowder (Reino Unido): La start-up británica Aeropowder ha desarrollado un material aislante alternativo para el packaging. Este producto, respetuoso con el medio ambiente y sostenible, está hecho con materiales reciclados que pueden utilizarse para sustituir a las cajas de poliestireno aislantes convencionales. El producto “pluumo” está compuesto por plumas sobrantes, que de otro modo se desecharían, introducidas dentro de fundas protectoras biodegradables certificadas.
Fuente: Electroimagen