La Universidad de Burgos ha desarrollado un tipo de envasado activo, conocido como envasado activo antimicrobiano, que aborda la problemática de agregar sustancias antimicrobianas de manera dispersa en los alimentos o en el propio envase. Esta técnica, impulsada por los Grupos de investigación de Polímeros (POLYMERS) y Tecnología de los Alimentos (TECNOFOOD) de la Universidad de Burgos, se centra en un polímero incorporado al envase de alimentos cárnicos. Este polímero, además de actuar como absorbente de humedad, posee propiedades antimicrobianas diseñadas para prolongar la vida útil de los alimentos y reducir el desperdicio, evitando así alteraciones en las propiedades organolépticas y nutricionales que podrían afectar la calidad del producto y desencadenar el rechazo por parte de los consumidores.
La lucha contra el desperdicio de alimentos es crucial, y la investigación se alinea con los objetivos de la agenda 2030, que incluyen la promoción de la producción y el consumo responsables. Se estima que cada español desecha alrededor de 28 kilogramos de alimentos al año, siendo la carne fresca responsable de 26 toneladas de desperdicio en 2020. Para abordar este problema, se apuesta por técnicas de envasado activo que optimizan las propiedades nutricionales y organolépticas de los alimentos, aumentando su vida útil mediante la interacción entre el alimento, el entorno y el envase.
Aunque la investigación se centró en alimentos cárnicos, se sugiere la posibilidad de extrapolar los resultados a otras matrices alimentarias como pescados o vegetales, aunque sería necesario realizar pruebas de concepto específicas para confirmarlo. El uso de este polímero podría satisfacer estas demandas de manera más sostenible, ya que el material es reutilizable y contribuye a reducir el desperdicio de alimentos.
Fuente: Canal 54