Los nuevos tubérculos, creados en Bolivia, fueron bautizados como tunante, jacha y tani. Contienen cantidades elevadas de hierro y zinc para prevenir la desnutrición en Bolivia.
Diversos especialistas trabajaron durante cinco años en la implementación de la producción de tres variedades de papa biofortificada, con el objetivo de mejorar las condiciones de alimentación del país y reducir la desnutrición crónica de niños menores de dos años, sobre todo en la zona del altiplano. La desnutrición ocasiona que la persona tenga talla baja y que el cerebro no se desarrolle completamente.
Estas papas biofortificadas son cinco veces más nutritivas que las otras porque tienen cantidades elevadas de hierro y zinc.
Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), el consumo de micronutrientes, como vitaminas y minerales (hierro y zinc), son imprescindibles para las funciones orgánicas y para la prevención de anemia en los niños y niñas menores de dos años.
Además, las semillas de estos tubérculos son más rendidoras. Las papas tradicionales dan entre ocho y diez toneladas por hectárea; mientras estas nuevas variedades producen entre 15 y 20 toneladas.
Bolivia ocupa el primer lugar en las Américas en desnutrición crónica, informó recientemente la OMS. El 19.8% de las personas no se alimenta suficientemente en el país.
Para biofortificar la papa, primero se la cultiva en un invernadero y a partir del tercer año se la lleva a parcelas en campo abierto. En ese momento, se hizo un seguimiento con el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), que es la única instancia que puede registrar variedades nuevas de papa en Bolivia.
Tunante, jacha y tani
Las tres nuevas variedades de papa biofortificada son tunante, jacha y tani, señala Marco Laura, coordinador del proyecto Seguridad Alimentaria frente al Cambio Climático (SACC), financiado por Visión Mundial. A lo largo de los cinco años del proyecto, se invirtieron más de 10 millones de dólares.
“En abril de este año se pudo lograr el registro de tres variedades nuevas de papa biofortificada”, explicó. El aporte alimenticio fue dado a conocer sólo hace unas semanas.
Laura señaló que para registrar las nuevas variedades del tubérculo éstas deben cumplir ciertas condiciones, como ser uniformes, tolerar las condiciones climáticas y tener el mismo ciclo vegetativo; es decir, que la papa cumpla 90 días desde que se siembra hasta que se cosecha. El INIAF valora y determina todas estas condiciones para que pueda ser considerada una variedad nueva.
Visión Mundial Suiza y la Organización de Productores Agropecuarios Originarios Ecológicos Sacaca-Chayanta (Orposacha) trabajaron durante cinco años en la implementación de la producción de estas variedades y gracias al convenio con el Centro Internacional de la Papa (CIP) se obtuvieron plántulas in vitro para su posterior adaptación.
Municipios de Oruro y Potosí
Marco Laura, coordinador del SACC, señaló que 4 000 plantas de las nuevas variedades fueron entregadas a ocho municipios de Potosí y Oruro, en los que la desnutrición es más severa.
El coordinador destacó que estas tres nuevas variedades son las únicas registradas en Bolivia.
“Nosotros, como Visión Mundial Bolivia, queremos que todas las familias del país tengan acceso a este tipo de alimento, entonces las papas fueron registradas para que puedan ser producidas y comercializadas libremente por todo boliviano”, sostuvo.
Teodosio Becerra, investigador del grupo Orposacha y experto en seguimiento en la producción de papa, explicó que las tres variedades de tubérculos son resistentes y tolerantes a heladas, sequías, granizo, humedad, plagas y otros aspectos del cambio climático.
El registro y seguimiento para la nueva producción en cada municipio fue designada a distintos productores e investigadores. Becerra fue el investigador del municipio de Chayanta.
“Cada 15 días hemos registrado todo el proceso de producción de papa que se presentaba para que todo marchara bien”, dijo el investigador, “esa era la misión, se ha cumplido y logrado”.
El próximo paso del proyecto consiste en la elaboración de dos tipos de superalimentos con base en estas nuevas variedades de papas para los niños menores de dos años.
Marco Laura del SACC explicó que el primer alimento será una papilla. “Vamos a proponer que esta papilla sea incluida en el subsidio de lactancia”, adelanta.
La segunda propuesta es la elaboración de alimentos procesados, como granolas y galletas, que puedan ser consumidos en el desayuno escolar.
Laura remarcó que se precisará un estudio por parte de las autoridades del Ministerio de Salud para establecer cuál es la edad en los niños en la que presentan mayor deficiencia de hierro.
“Lo que sí se tiene que hacer para cada municipio o distrito, en el caso de La Paz, por ejemplo, es un diagnóstico a través del Ministerio de Salud, en todo el país, para ver cuál es la edad precisa con mayor deficiencia de hierro en la edad escolar”, afirmó Laura.
Fuente: Página Siete