La ley de etiquetados en Chile –país de origen de esta nota- lleva poco más de un año funcionando en su territorio. En general, ha tenido una buena evaluación por parte de la comunidad internacional; al menos así se reflejó en la edición 21 del Congreso Internacional de Nutrición, que se desarrolló a fines de octubre en Buenos Aires, Argentina. Sin embargo, los especialistas concluyeron que los etiquetados frontales más exitosos priorizan información completa, clara y simple, y plantearon la posibilidad de un etiquetado único continental.
En el encuentro, los especialistas en nutrición compartieron experiencias sobre los distintos modelos de perfiles nutricionales y sus sistemas de etiquetado. Pese a que América Latina comenzó después que otras regiones del mundo a establecer etiquetados frontales, es donde se avanza de manera más rápida de acuerdo con los expertos.
Una sola etiqueta para Latinoamérica
En el congreso internacional se planteó la necesidad de lograr un sistema único de etiquetado frontal de alimentos envasados, que brinde información clara y sencilla y que al mismo tiempo eduque al consumidor sobre el contenido nutricional de los alimentos que consume.
Se expusieron diferentes experiencias a nivel mundial para comparar. Como la del Reino Unido, con un sistema de aplicación voluntaria de etiquetado estilo semáforo. También las de Australia y Nueva Zelanda, que aplican en forma voluntaria un sistema de graduación con estrellas. La de los países Nórdicos, por su parte, emplea el denominado ojo de cerradura, mientras que la de Chile se basa en un sello de advertencia negro octogonal implementado de forma obligatoria en junio de 2016.
El Dr. Michael Rayner, profesor de la Universidad de Oxford y quien estuvo a cargo del desarrollo del perfil nutricional de la Agencia de Estándares Alimentarios (FSA, por sus siglas en inglés), basado en el ‘Semáforo Nutricional’ utilizado en el Reino Unido desde 2006, aseguró que esta modalidad de etiquetado exitoso se enmarca en el “sistema europeo” y ya está presente en el 60 por ciento de los alimentos envasados.
El sistema califica a los alimentos con los colores del semáforo (verde, amarillo y rojo). Esto, según las cantidades de sodio, de azúcar y de grasas saturadas que contengan. Para Rayner, este método de etiquetado simple y claro produce más cambios positivos en los hábitos de consumo; en comparación con las opciones con advertencias, como la que se usa en Chile. Este sistema informativo, explicó, permite que cada consumidor tome decisiones personales de acuerdo a sus necesidades. Los hipertensos, por ejemplo, pueden elegir los productos “verdes” en sodio; y las personas que viven con diabetes, aquellos “verdes” en azúcar.
En una investigación de 2009 sobre el nivel de comprensión y uso de este etiquetado por parte del consumidor, una de las principales conclusiones fue que las etiquetas frontales más efectivas son aquellas que combinan texto (alto, medio, bajo), colores del semáforo e información del porcentaje del contenido de nutrientes en base a la ingesta diaria recomendada; tal como lo hace el etiquetado en Reino Unido.
Etiquetas en el mundo
Durante la ponencia “Perfiles nutricionales: bases científicas, usos e impacto en la salud pública”, Esteban Carmuega, director científico del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), informó que en el mundo hay unos 95 modelos diferentes de perfiles de nutrientes. Si bien en América Latina recién se empezaron a implementar en 2015, ésta es la región donde con más celeridad se está avanzando. “Demasiado rápido”, reconoció.
Y señaló que ya hay 14, de los cuales siete son obligatorios: cuatro con etiquetado frontal (México, Chile, Ecuador y Bolivia) y tres que establecen los parámetros de promoción de alimentos saludables en las escuelas (Argentina, Uruguay y Costa Rica).
Marcela Reyes, profesora del Instituto Nacional de Nutrición y Tecnología Alimentaria, dependiente de la Universidad de Chile, contó la experiencia de su país en el desarrollo y la implementación del etiquetado frontal, con un sistema que se basa en sellos octagonales negros que indican al consumidor si el producto tiene un alto contenido de sodio, azúcar, grasas saturadas o calorías. El proceso comenzó en 2012, pero recién entró en funcionamiento el año pasado. Reyes explicó que para elegir este sistema se tuvieron en cuenta regulaciones en otras industrias.
¿Un etiquetado global?
Si bien las experiencias son diferentes, los profesionales coincidieron en lo importante que sería armonizar los perfiles nutricionales y los sistemas de etiquetado frontal a nivel mundial o, al menos, regional. Pero admitieron que no es una tarea fácil por las diferentes legislaciones que existen en los países.
Más allá de las diferencias, el objetivo de todos es el mismo. Barry Popkin, doctor de la Universidad de Carolina del Norte, lo explicó con claridad: “Las reglas son importantes, pero todos tenemos que seguir avanzando en iniciativas que hagan que nuestras poblaciones sean cada vez más saludables”.
La respuesta parece estar en las decisiones tomadas por el Comité del Codex sobre Etiquetado de los Alimentos que se reunió en Asunción del Paraguay, justamente durante la misma semana en la que se celebró el 21 Congreso Internacional de Nutrición, y recomendó la adopción de normas internacionales sobre etiquetado. En palabras del presidente de la Comisión del Codex Alimentarius, Guilherme da Costa: “El etiquetado de los alimentos es el principal medio entre los productores de alimentos y los consumidores para garantizar la seguridad y la transparencia”.
Fuente: Publimetro (Chile)