La industria de producción de envases es una gran consumidora de materiales, especialmente el plástico, pues el 42% del plástico utilizado en el mundo se destina al empaquetado de alimentos y productos manufacturados, pudiendo causar impactos ambientales, no sólo por la extracción y uso de dichos materiales, sino también, por los residuos generados durante el procesado y en los generados tras el fin de uso de ese mismo envase. Este hecho supone que los residuos son tratados a partir de procesos de incineración o bien acaban desechados en el medio ambiente.
Otra problemática actual de los envases plásticos se centra en la dificultad de ser reciclados, especialmente en el caso de los envases de un solo uso que están fabricados con plásticos convencionales derivados de fuentes fósiles. Estos envases pequeños, suelen ser difíciles de incluir en los procesos de reciclaje, lo que impide su reintegración en el ciclo de reciclaje y su reutilización.
Como resultado de estas problemáticas y de los impactos ambientales asociados con los envases plásticos que no se destinan a los contenedores de reciclaje, se están produciendo cambios en la legislación actual. Esto incluye la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados, que se enmarca en una economía circular, así como la implementación de la directiva para reducir el uso de plásticos de un solo uso (SUP). Igualmente, se están llevando a cabo iniciativas más amplias, como la transición hacia una economía circular promovida por el Pacto Verde Europeo (Green Deal) y la estrategia europea que establece que para el año 2030, todos los envases fabricados deberán ser reciclables o reutilizables.
Si bien la utilización de biopolímeros, polímeros biodegradables, compostables o solubles está cada vez más en alza, ya que son una versión más sostenible de los plásticos utilizados comúnmente, es necesario seguir avanzando en diferentes desarrollos para conseguir envases que cumplan las normativas actuales. En casos como la directiva SUP, la mayoría de los materiales de las categorías mencionadas no se acogen a los parámetros de esta normativa, ya que, por lo general, los materiales termoplásticos actualmente empleados requieren de procesos de modificación química.
Fuente: interempresas