La depresión es un trastorno de salud mental cada día más recurrente en la sociedad moderna, se estima que afecta al 3.8% de la población mundial. De acuerdo con un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de Penn State: comer hongos en la dieta diaria reduce en un 43% el riesgo de desarrollar depresión, sobre todo como medida de prevención.
Los alimentos medicinales cada día toman un papel más relevante. Tan solo la primavera pasada, los hongos llamaron la atención de la ciencia y medicina por su papel potencial en la prevención del cáncer. En los últimos meses todos hablan sobre su poderoso impulso en la salud emocional. De acuerdo con un reciente estudio publicado en el Journal of Affective Disorders, los participantes que comían más hongos tenían un 43% menos de riesgo de desarrollar depresión en ese período de tiempo en comparación con las personas que no comían hongos en absoluto.
En el estudio, los investigadores examinaron datos de 24,000 adultos estadounidenses, rastreando sus hábitos alimenticios y cambios de salud mental durante 11 años. Su hallazgo principal fue bastante relevante y refleja un alto porcentaje de efectividad de los hongos como antidepresivos. Según los científicos, la principal razón probablemente esté relacionada con los numerosos compuestos bioactivos que los hongos tienen en abundancia, dentro de los cuales se incluyen: la vitamina B12, los antioxidantes y los aminoácidos antiinflamatorios. De acuerdo con declaraciones del investigador principal Djibril Ba, especialista en gestión de datos de investigación en la Facultad de Medicina de Penn State; en el pasado todos estos elementos han sido asociados con menor riesgo de desarrollar depresión. Lo más relevante de todo es que tener altos niveles de estos compuestos tiene el poder de reducir el riesgo de estrés oxidativo y, esto a su vez, puede reducir los síntomas de la depresión.
En los últimos meses mucho se ha hablado acerca del estrés oxidativo y sus devastadores efectos en la salud. Es un desequilibrio en el cuerpo que ocurre cuando el organismo produce demasiado radicales libres, que causan inflamación, y el cuerpo no tiene suficientes antioxidantes para contrarrestarlos. Es por ello que comer alimentos con alto contenido de antioxidantes, es un magnífico refuerzo para la salud porque nos permite reducir los niveles de estrés oxidativo.
Lo cierto es que los datos no mienten, según la Asociación Estadounidense de Ansiedad y Depresión: el 18% de la población sufre algún tipo de trastorno de ansiedad y el 6.7% de la población estadounidense mayor de 18 años ha sido diagnosticada con depresión clínica. Por lo tanto, se trata de un problema de salud pública que ha ido incrementando con el paso de los años, sobre todo el pasado 2020 derivado de la pandemia por Covid-19 con los estragos de la incertidumbre y confinamiento. Con base en ello, cada día salen a la luz nuevas recomendaciones sobre alimentos que brillen por sus propiedades antidepresivas, calmantes y relajantes.
Conforme los hallazgos del estudio, los hongos parecen tener un efecto antidepresivo de manera preventiva. Uno de los principales retos fue descubrir si los efectos de comer hongos, son igual de efectivos cuando ya se padece depresión. Por lo tanto, como parte del estudio, Ba y sus colegas intentaron determinar el alcance de esa estrategia pidiendo a varios participantes con depresión que reemplazaran la carne roja o procesada con hongos en numerosas comidas. Sin embargo, no encontraron una reducción notable en los síntomas de la depresión, por lo que es posible que los hongos sean más una táctica de prevención que un enfoque de tratamiento complementario.
Una de las grandes cualidades que ofrecen los hongos para combatir la depresión, es su alto contenido en un aminoácido llamado ergotioneína. Es una poderosa sustancia que se caracteriza por sus propiedades superantioxidantes y superantiinflamatorias, que ayudan a combatir el estrés oxidativo. Si bien los hongos son el alimento estrella en contenido de ergotioneína (sobre todo los hongos ostras), existen otras maravillosas fuentes como es el caso del hígado, los riñones, los frijoles negros y el salvado de avena. Vale la pena mencionar que esta sustancia solo se puede obtener a través de los alimentos, por lo tanto, integrar las mejores fuentes es una eficaz estrategia para prevenir el estrés oxidativo y reducir el riesgo de depresión.
Complementario a ello es fundamental seguir un estilo de vida saludable: realizar actividad física, disfrutar de la naturaleza, establecer una rutina positiva, asegurar un buen descanso y apostar por una dieta natural. Es indispensable evitar alimentos ultraprocesados y comidas rápidas, es bien sabido que no solo son altas en calorías suelen ser muy azucaradas, ricas en grasas saturadas y otras sustancias, que incrementan la inflamación y deterioran la salud mental y emocional.
Fuente: El Diario NY