Desde que aparecieron en el mercado las primeras alternativas vegetales a productos cárnicos, la industria no ha dejado de innovar. Aunque el consumo de estos alimentos es todavía minoritario en España, cada vez son más las opciones que ofrecen distintas empresas, y un ejemplo de ello es el nuevo ‘tocino’ vegetal de dos empresas navarras, el primero que se comercializa en España producido con impresión 3D.
La empresa de tecnología alimentaria Cocuus y Foodys, especializada en alternativas vegetales a la carne, han sido las primeras en lanzar al mercado un producto hecho con esta tecnología.
Las dos compañías se unieron hace unos meses, según explican, para crear la primera planta a escala industrial de bioimpresión 3D de alimentos plant-based del mundo. «La clave es que la tecnología nos permite imprimir a escala industrial, una impresora la puede tener cualquiera, pero desarrollar algo a escala industrial para la industria alimentaria es lo complicado», explican desde Cocuus a THE OBJECTIVE.
Este producto al estilo del tocino ya se puede comprar en los supermercados.
Es algo más caro que el tocino tradicional, eso sí, sobre todo si se compara con las marcas blancas, pero la diferencia no es tanta si se compara con algunas de las marcas más conocidas. «Tratamos de democratizarlo, queremos que sea para todos», dicen desde Cocuus, cuyo objetivo, explican a este periódico, no es desarrollar alimentos para gente vegana, sino también a todos aquellos que quieran reducir el consumo de carne o incluso consumir carne más sostenible, puesto que algunos de sus productos están hechos con la misma tecnología, pero con una base cárnica y no vegetal.
La bioimpresión 3B busca la sostenibilidad
Estas dos empresas navarras buscan con sus productos crear alimentos más sostenibles con el medioambiente, cuya fabricación suponga la utilización de menos recursos y menos contaminación.
«En cinco minutos somos capaces de replicar el tocino que dos cerdos dan en toda su vida», señalan desde Cocuus como ejemplo. En la planta de producción se pueden elaborar mil toneladas de ‘tocino’ vegetal al año, señalan.
Por tanto, el consumo de agua, de alimento, las emisiones de CO2 son mucho menores. Afirman que su objetivo es «la sostenibilidad de una proteína viable y saludable, es fundamental» y consideran que es el motivo por el que la industria alimentaria está mostrando interés en su tecnología.
Además, las materias primas utilizadas para producir estos alimentos proceden de proveedores europeos, con lo que se reduce el impacto medioambiental del transporte.
En cuanto a las propiedades, aseguran que el sabor y la textura es «prácticamente idéntica» a la del tocino tradicional, con la diferencia de que tiene menos del 10% de grasa vegetal, en comparación con el 30% que ronda el de cerdo, cuyas grasas son saturadas en su mayoría.
La carne también se puede imprimir
Más allá de las alternativas vegetales a la carne, la bioimpresión 3D permite también crear productos con una base cárnica. «Nosotros somos capaces de replicar piezas de carne, pero añadiéndole ingredientes buenos, por ejemplo, grasa vegetal», explican a este periódico desde Cocuus.
Por ejemplo, uno de sus productos estrella es el chuletón hecho a través de esta tecnología. «Estamos creando otra manera de utilizar la carne, y encima es más saludable», afirman.
Tras el ‘tocino’, estas empresas esperan llevar a los supermercados otras alternativas vegetales al pescado y la carne, como una imitación del foie o del atún. «La impresión 3D vegetal permite producir a escala industrial y de manera muy eficiente productos análogos de carne y pescado, es un antes y un después en la categoría plant-based».
Así, el atún, el foie, el salmón y las gambas tendrán en un futuro cercano una alternativa vegetal desarrollada con esta tecnología en el lineal del supermercado.
Fuente: The Objective