Campden BRI tiene como objetivo revisar los estándares establecidos para mejorar la sostenibilidad de la carne fresca y ahorrar por el desperdicio alimentario. El microbiólogo de Campden BRI Greg Jones, quien lidera el proyecto, dijo:
“Nuestro nuevo proyecto investigará si los estándares existentes para evaluar la vida útil están en línea con las prácticas de producción actuales de carnes. Cuando se trata de la vida útil, las barquetas de carne son altamente perecederos. Sin embargo, es muy posible que, debido a los avances en la industria cárnica, los umbrales de rechazo actuales para los niveles de microorganismos se establezcan utilizando estándares que pueden no considerar los métodos de producción modernos, lo que genera un desperdicio y un costo significativo de alimentos. Realizaremos pruebas microbiológicas y sensoriales para ver si podemos establecer estándares más realistas, haciendo que este alimento sea más sostenible y potencialmente aumentando la vida útil sin comprometer la seguridad del producto”.
Los científicos están buscando productores y minoristas de carne para trabajar con ellos en el proyecto para que puedan realizar investigaciones y análisis sobre una amplia gama de productos.
Actualmente, más de 380,000 toneladas de carne, por valor de más de 3,000 millones de libras, se desperdician en el Reino Unido cada año desde la producción hasta el consumidor, lo que equivale a más de 4 millones de toneladas en equivalentes de CO2.
Para Jones: “el desperdicio de este producto desperdicia la energía que se utilizó para su producción, por lo que extender su vida útil incluso uno o dos días podría ayudar a compensar su impacto ambiental de manera considerable”.
Actualmente, la mayoría de los minoristas aplican especificaciones microbiológicas, como indicadores de calidad, a los productos de carne (incluida la carne de vacuno y de cordero) que obtienen de sus proveedores. Los comentarios de los productores sugieren que los límites superiores de estas especificaciones pueden no reflejar actualmente la mayor maduración que reciben actualmente las carnes rojas. Es posible que se superen los límites incluso al comienzo de la vida útil, a pesar de que el alimento sea seguro y organolépticamente aceptable.
Jones continuó: “esto sugiere que la flora natural de la carne puede estar ya en un nivel superior al permitido por las especificaciones. Si la evidencia justifica una revisión de estas especificaciones, al correlacionar los datos sensoriales con el recuento de platos, los beneficios para los productores y minoristas serán considerables, lo que permitirá que los alimentos seguros se almacenen durante más tiempo. En consecuencia, también reducirá los impactos ambientales y financieros a través de la reducción de residuos”.
Fuente: Eurocarne