Sus críticos no dudaron en apodarla “comida para perros”, por la forma de pequeñas bolitas que tiene y que recuerdan al alimento balanceado canino. Aun así, Joao Doria, alcalde de São Paulo (Brasil), presentó la ‘farinata’, que llegará a las escuelas como una herramienta para combatir el hambre en la ciudad más grande de América Latina.
El producto, realizado a partir de alimentos que están a punto de caducar y que son descartados, generó controversia por su aspecto, aunque el fabricante, Plataforma Sinergia, mostró otras presentaciones como espaguetis, harina y galletas, durante una rueda de prensa en la que no aparecieron las polémicas bolitas.
El alcalde Doria, del conservador Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), afirmó allí que el alimento comenzará a distribuirse este mes en las escuelas de la red municipal como un producto complementario, a pesar de que la secretaria de Derechos Humanos, Eloísa Arruda, explicó que aún no fueron realizados los estudios para definir la demanda nutricional de los alumnos.
“La Secretaría de Educación ya fue autorizada para que sea utilizada en la merienda escolar, de forma complementaria”, dijo Doria.
La Secretaria Arruda precisó que la farinata podría utilizarse para reemplazar harinas, galletas o espaguetis en las guarderías, y que todavía están en conversaciones con la Secretaría de Educación para “saber cuáles son los menús de las guarderías y cómo pueden ser ejecutados”.
Presentadas durante la sanción de una ley municipal para la erradicación del hambre hace una semana, Doria calificó las bolitas como “alimento bendito”, y defendió su distribución inmediata para personas con menores recursos.
La firma encargada de su producción señaló que hasta la fecha sólo distribuye el producto a tres instituciones de beneficencia, pero trabaja para ampliar su difusión, e incluso planea llevar un cargamento a la frontera con Venezuela, para que los migrantes que realizan el recorrido puedan alimentarse en la ruta.
Pero la falta de información en torno a la producción y al uso del producto ha reforzado la polémica que en el imaginario popular se tradujo en personas en situación de calle comiendo apenas la ración presentada.
Crítica con la iniciativa, la vocera del Consejo Regional de Nutrición, Vivian Zollar, consideró que la utilización de este tipo de alimento exige “una amplia discusión, incluso con la sociedad”, subrayando que en la implementación de estas políticas no puede dejarse de lado el factor social. “Cuando le ofrecemos un granulado a personas con menos recursos estamos ampliando una situación de desigualdad social”, afirmó.
El Consejo Regional de Nutrición emitió un comunicado el lunes en el que cuestiona la propuesta, argumentando que es contraria a los principios del derecho humano a la alimentación adecuada y constituye “un irrespeto a los avances obtenidos en las últimas décadas en el campo de la seguridad alimentaria”.
Zollar cuestionó igualmente que la alcaldía no realizara un estudio previo para elaborar un mapa del problema de la falta de alimentos y sus posibles alternativas, del que no ha presentado estadísticas recientes.
“Cuando el alcalde presentó el granulado, lo mostró como una buena práctica, pero está claro que nunca pensamos en sustituir los alimentos por un granulado”, aclaró Arruda. En la segunda presentación del producto, las autoridades evitaron mostrar las polémicas bolitas.
En el estado de São Paulo hay un millón y medio de personas en situación de inseguridad alimentaria, según datos de 2013 del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas. En Brasil, la cifra asciende a 7.2 millones.
“Me ofendo cuando se dice que esto es alimento para perros, comparándolo con la ración canina y que sería dado como desprecio a los pobres. Desprecio sería negar la comida”, dijo, por su parte, el cardenal de São Paulo don Odilo Scherer, que apoya la iniciativa de Doria. El religioso pidió despolitizar el debate y mirar “con más objetividad” la propuesta.
Rosana Perrotti, representante de la Plataforma Sinergia, rebatió las críticas y garantizó que la farinata cumple con todas las certificaciones requeridas por la legislación brasileña. La adecuación nutricional de cada producto, sin embargo, podría requerir nuevas demandas.
Según Perrotti, la innovación de la Plataforma Sinergia es el desarrollo de una tecnología única en el mundo que aumenta la longevidad de los alimentos, haciendo posible reutilizar productos a punto de caducar garantizando, al menos, dos años más de vida.
El financiamiento del proceso también generó debate. Mientras la alcaldía niega cualquier tipo de participación económica, Perrotti sólo precisó que la municipalidad recibirá el producto finalizado y que las industrias correrán con los gastos para reutilizar los alimentos, lo cual, según la vocera, resulta más barato que descartarlos.
Fuente: Infobae (vía SinEmbargo)