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Sensor para envases que detecta si el alimento está en buen estado

Cambia de color cuando identifica que el producto no está en condiciones.

Investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con la empresa Juan y Juan Industrial, S.L.U., perteneciente al Grupo Vicky Foods, desarrollaron un sensor para introducirlo en envases alimentarios “de una forma totalmente segura con el fin de facilitar información sobre el estado del producto a los consumidores”.

Este sistema “permitirá consumir productos menos procesados, sin aditivos, ni conservantes, garantizando al consumidor que el alimento es seguro”, explican los responsables del trabajo en un comunicado.

El sensor se aloja dentro de un film multicapa que recubre el alimento quedando protegido tanto del exterior como del interior sin llegar a estar nunca en contacto con el contenido del envase.

Por ello, en el momento en el que el envoltorio se viera afectado físicamente por defecto o por manipulación inadecuada, el oxígeno entraría dentro poniendo en riesgo la calidad y seguridad del alimento y el envase cambiaría de color alertando al consumidor. Si el oxígeno penetra, el sensor se pone azul indicando así la presencia del gas en el envase. De esta manera, se puede evitar comer productos en mal estado.

Este sensor se puede utilizar en alimentos precocinados, como alimentos infantiles, que generalmente son productos sin conservantes, reducidos en contenido de sal y ácido, y que, por lo tanto, se deterioran fácilmente por oxidaciones y por crecimiento de microorganismos en presencia de oxígeno.

Por ello, estos alimentos se comercializan en envases herméticos con una atmósfera inerte (sin oxígeno) para evitar su oxidación y el crecimiento de microorganismos aerobios.

Este tipo de sistemas que se están implantando gracias a la nueva tecnología de procesamiento y envasado se llaman envases inteligentes y que se definen como aquellos que controlan el estado de los alimentos envasados o el medio ambiente que lo rodea. Se han desarrollado para proporcionar a los consumidores información relevante con el fin de ayudarles en la toma de decisiones de consumo.

Los sistemas de envasado inteligente se basan principalmente en el control de la temperatura, el control microbiológico, el desarrollo de sabores desagradables o el control de gases. En este envase, en concreto, se controla la presencia de oxígeno en el interior.

Bacterias

En muchas ocasiones los alimentos se ven afectados por bacterias patógenas tóxicas que pueden provocar toxiinfecciones alimentarias como vómitos o diarreas, y que se desarrollan gracias a la presencia del oxígeno. En el caso de estas bacterias, su crecimiento no altera al producto físicamente y por ello son muy difíciles de detectar.

A su vez, como en la etiqueta figura una fecha de caducidad que indica la validez del consumo, el consumidor no dispone de información suficiente antes de consumir el producto. El sensor descrito identifica un mal estado con un cambio de color y supone una mejora respecto a la fecha de caducidad impresa en el envase.

En cuanto a su fabricación, Rafael Gavara, científico del IATA e investigador principal del estudio, explica que “este sensor puede ser implementado fácilmente por la industria y su estructura flexible es válida para tapas de bandejas, tarrinas o para bolsas”.

En respuesta a la demanda, se sigue trabajando en la nueva tecnología de procesamiento y envasado, buscando nuevos mecanismos que permitan mayor seguridad y que reduzcan costos a la industria.

Fuente: Levante

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