Valencia acaba de alumbrar en estos primeros compases de 2024 un proyecto innovador que casa a la perfección con este contexto y que, a falta de una fuente de conocimiento científico, ofrece dos bajo el paraguas de la misma empresa. Se trata de Optical Sens, la primera spin-off conjunta de la Universitat de València (UV) y la Universitat Politècnica de València (UPV).
Constituye el resultado del trabajo acometido durante de dos años por más de una docena de investigadores del Instituto de Investigación de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (IDM), entre ellos su presidenta, la catedrática Margarita Parra (UV) -una de las mujeres de referencia en el sector químico español- y Ramón Martínez Máñez, Premio Rey Jaime I de Nuevas Tecnologías 2016.
Detecta la burundanga y la escopolamina
Gracias a la tecnología de Optical Sens, se pueden detectar la burundanga como la escopolamina.
El uso de estas drogas no ha parado de crecer en los últimos años y, en la actualidad, está presente en el 40% de delitos de carácter sexual, además de suponer una amenaza para el conjunto de la sociedad a la hora de que los delincuentes persigan anular la voluntad de las personas con fines legales o económicos.
“Sabemos que nuestra tecnología, a diferencia de otras soluciones, presenta ventajas en la capacidad de detectar diferentes tipos de drogas, la validación de los resultados, la rapidez de la detección, la facilidad de uso y de obtención de los resultados de una manera óptica -cambios de color evidentes en los test-“, recalca Luis Morró.
Sus sensores permiten la detección de las drogas de sumisión química y que estos puedan ser empleados a temperatura ambiente y por cualquier usuario, gracias al cambio de color de estos dispositivos que puede ser fácilmente interpretado.
Por otro lado, el equipo ha desarrollado una tecnología de biomarcadores capaz de detectar la senescencia celular in vivo, es decir, que pueden detectar células en estado de senescencia -inicio del envejecimiento- en animales de laboratorio por análisis de orina.
Este hecho supone un avance científico notable dado que, hasta ahora, los sistemas anteriores exigían el sacrificio de los animales -ratones- para su análisis, lo que imprime un punto de inflexión en la investigación en el sector del antiaging.
Llegados a este punto del proyecto, 2024 se presenta como un año clave para la compañía. “Es un año funcional en el que el desarrollo del mercado va a acomodar y definir mejor los detalles de nuestros productos a criterio del cliente, y trabajaremos para conseguir las certificaciones de producto final conforme estas se definan al detalle”. Fuente: El Español