El 90 por ciento del sorgo que se produce en Argentina –país de origen de esta nota- se usa como alimento para animales. La producción de su harina para consumo humano es muy baja. En ese contexto, egresados de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) presentaron, durante la jornada “Innova” (iniciativas de innovación) que se realizó hace unos días, un proyecto para agregarle valor a la cadena del sorgo.
El ingeniero químico Pablo Ribotta, especializado en procesamiento de alimentos, explicó que la idea surgió en un trabajo en conjunto con la empresa Amylum (Oncativo), dedicada a la innovación en productos de sorgo con aplicaciones en la industria briquetera, papelera y panadera. Fue el primer molino de sorgo del país sudamericano, en 2013.
Señaló que para perfeccionar el agregado de valor analizaron los híbridos del sorgo (un cultivo que no está genéticamente modificado), para definir las variedades con mayor potencial para alimentos.
“Con esa información se eligieron a los mejores para producir harina con valor agregado y las probamos incluso a escala piloto en fabricación de pastas, panes y galletas con muy buenos resultados”, describió.
Además, avanzan en la extracción de almidones de sorgo para producir almidones modificados como los que en la actualidad hay de maíz. “Serán una alternativa con iguales resultados”, indicó.
Ribotta insistió en que el sorgo tiene la ventaja de ser un cultivo más rústico que, aunque registra costos asociados a los del maíz, podrían ser menores. “El maíz tiene una demanda creciente, incluso para producción de combustibles, por lo que el sorgo podría reemplazar una parte o directamente constituirse como una alternativa para los alimentos libre de gluten”, señaló.
La producción de sorgo de la campaña 2016/17 en Córdoba fue de 325,600 toneladas, un 28% menos que en la anterior, debido a la reducción en la superficie (9%). Según datos de la Bolsa de Cereales provincial, hubo igual un aumento general de los rendimientos.
A nivel nacional, un informe de Agroindustria señala que la apertura del mercado chino, hoy principal importador de sorgo en el mundo, representa una oportunidad de posicionamiento en un nuevo destino, que actualmente absorbe alrededor del 65% del comercio mundial.
“Le cabe a la cadena comercial adecuarse a los requerimientos de ese mercado, para afianzarnos como país exportador confiable. En 2015 se colocaron unas 87,000 toneladas, hay mucho potencial para crecer, aunque no pocas dificultades dados los elevados estándares de exigencias fitosanitarias que impone China”, precisó.
Fuente: La Nación