Un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba ha desarrollado una técnica basada en el análisis de saliva para detectar el consumo de sustancias transferidas a los alimentos desde el empaque.
Se trata de un método analítico que permite obtener datos de una manera mucho más efectiva, más económica y menos invasiva que los sistemas utilizados hasta el momento basados en orina o sangre, según ha informado la Fundación Andaluza para la Divulgación de la Innovación y el Conocimiento (Descubre).
Los investigadores han demostrado que la saliva puede ser una muestra biológica adecuada para estudiar la exposición humana a los bisfenoles, incluido el bisfenol A, que se utilizan en la fabricación de plásticos con los que se envuelven los alimentos.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista ‘Talanta’, exponen que la saliva supone un método más fácil de que a través de la sangre o la orina, ya que puede ser realizado por personal no cualificado y permite la recolección de un mayor número de muestras.
“De esta manera, puede agilizarse la obtención de datos a partir de un amplio segmento de la población, lo cual proporcionará a las autoridades niveles fiables”, señala la investigadora de la Universidad de Córdoba Noelia Caballero, autora del artículo.
En el método desarrollado, la saliva se recoge a través de un embudo de cristal y se deposita en un tubo que contiene los ingredientes a partir de los que se formara en él los disolventes llamados supramoleculares (SUPRAS), ‘verdes’ o ‘inteligentes’, espontáneamente en presencia de la saliva.
Estos son líquidos con muy baja toxicidad que permiten la extracción de compuestos de una manera simple y económica.
El equipo ha validado el método mediante el análisis de muestras tomadas a trece voluntarios, demostrando que los resultados obtenidos son exactos y pueden aplicarse a la detección de estas sustancias tóxicas que llegan al organismo, fundamentalmente, a través de la alimentación.
Además, según indican los investigadores, es importante conocer la toxicidad de los compuestos que se usan como sustitutos del bisfenol A, ya que su efecto como alteradores endocrinos es similar y por tanto, su efecto es acumulativo.
El estudio se ha financiado a través del proyecto ‘Biodisolventes supramoleculares funcionales para desarrollo de tecnologías extractivas sostenibles en el sector agroalimentario’, concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Fuente: la Vanguardia