La empresa vasca Biolan ha desarrollado un dispositivo del tamaño de un móvil que analiza en menos de un minuto la histamina del pescado, fuente de intoxicaciones.
Gusta mucho el atún en España, tanto que es el segundo pescado más consumido en nuestro país, tan sólo por detrás de la merluza. Cada año se adquieren en España 100,000 toneladas de latas de atún y más de 21,000 de su versión fresca. Ante ese ingente consumo, podrían parecer anecdóticas ciertas alertas alimentarias que, de cuando en cuando, aparecen en la página web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y que, de ahí, vuelan a los medios de comunicación.
Pero que les hablen de anécdota a los padres de 20 centros educativos de 10 pueblos de Guipúzcoa y Vizcaya que comparten catering y que vieron como el pasado mes de octubre sus hijos, tras haber comido un aparentemente saludable atún con tomate, llegaban a casa con síntomas leves como picor, irritación o dolor de garganta. Aunque sólo uno tuvo que ser atendido en el centro de salud, para nadie es plato de gusto que un menú escolar intoxique, aunque sea levemente, a su prole.
Estas intoxicaciones se dan cuando el atún en cualquiera de sus versiones presenta niveles elevados de histamina, un compuesto que puede generarse por la acción de los microorganismos que se encuentran sobre la carne de algunos alimentos, sobre todo en el pescado, al transformar las proteínas del producto alimenticio. En palabras llanas: cuando el pescado no está fresco.
El pasado mes de octubre los alumnos de 20 centros educativos del País Vasco que compartían ‘catering’ sufrieron una intoxicación por histaminas.
Afortunadamente, el estado general del atún que se consume en España -y el muchísimo que se exporta en conserva- está garantizado, pero no precisamente por suerte o por arte de magia. Detrás de esta calidad se encuentra una estricta legislación sanitaria y, como ocurre en la mayoría de las cosas, toda una labor científica para desarrollar métodos para detectar histamina y otros compuestos no deseados en alimentos proclives a causar intoxicaciones alimentarias.
A cinco minutos en coche del aeropuerto internacional de Bilbao, en el Parque Tecnológico de Vizcaya, se encuentra la empresa biotecnológica Biolan, que surgió como start up en 2009 para desarrollar un método que permitiera a las bodegas no muy lejanas a la sede de la empresa saber si la uva con la que iban a hacer vino era o no de buena calidad.
Fuente: El Español