Una mezcla para tortillas con alto contenido de proteína y fibra, especial para mujeres embarazadas y en período de lactancia, desarrollada por estudiantes de tecnología de alimentos de la Universidad de Costa Rica (UCR), ganó el primer lugar de la competencia estudiantil de Ciencias de Alimentos “Combatiendo el Hambre”, que se llevó a cabo en Irlanda hace unos días.
El producto, al que sus creadoras bautizaron como “Naji”, fue el máximo ganador en la competencia donde participan estudiantes de todo el planeta y que es organizado por la Unión Internacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (IUFoST, por sus siglas en inglés).
El principal reto para los participantes era desarrollar un producto para combatir el hambre en la región en la que viven, y en eso precisamente se basaron Natalia Lau, Priscila Chacón, Fabiola Barboza, Marie Guier, Valeria Benavides y Marisol Picado, estudiantes de cuarto año de la UCR.
“El concurso consistía en fabricar un alimento que fuera alto en fibra y proteína y bajo en sodio para combatir el hambre, utilizando materias primas locales y amigables con el ambiente”, explicó Fabiola.
Naji, cuyo nombre está inspirado en la lengua Chorotega, fue pensado precisamente para esa región del país (Guanacaste y el cantón alajuelense de Upala), donde se registran los mayores índices de pobreza, mortalidad infantil y desnutrición.
Según Priscila Chacón, también era de gran importancia para ellas desarrollar algo que realmente pudiera convertirse en realidad. “Naji es una premezcla para hacer tortillas, destinada a mujeres embarazadas y en período de lactancia, porque una mujer desnutrida puede dar a luz a un bebé con bajo peso y esto, a la vez, puede traer problemas durante su crecimiento y desarrollo”, detalló.
La premezcla está elaborada con maíz blanco, harinas de trigo, frijol, plátano y suero de leche, todos estos productos agrícolas nacionales. Además de ser alto en fibra y proteína, el producto tiene micronutrientes esenciales durante el embarazo como hierro y calcio, y no contiene sodio.
Por ahora, el producto se fabrica en la planta de la Escuela de Ingeniería de Alimentos de la UCR, donde las estudiantes se encuentran elaborando su proyecto final de graduación.
“El próximo paso es hacer el producto una realidad, tomamos la realimentación de los jueces para mejorarlo y vamos a seguir trabajando para llevar el producto al mercado, ya que en la competencia ganamos la idea más mercadeable y comercializable”, dijo por su parte Fabiola Barboza.
Fuente: Nación