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Un nuevo material ayuda a conservar la carne de pechuga de pollo al reducir en un 90% la presencia de bacterias

Infinitia Industrial Consulting ha desarrollado un material microestructurado para la conservación de la carne de pechuga de pollo envasada con el que se preserva en perfecto estado al reducirse la proliferación de bacterias en un 90% y retardar la descomposición bacteriana.

Este avance es especialmente importante para extender la vida útil del alimento en perfecto estado y garantizar la seguridad alimentaria, ya que los productos alimenticios se deterioran por la degradación relacionada con la presencia de bacterias y hongos, aunque igualmente es posible que se produzca enzimáticamente, siendo procesos de descomposición distintos.

“Vimos que la pechuga de pollo tiene capas de bacterias y su descomposición es elevada, produciéndose una degradación bacteriana, que se observa fácilmente en la carne porque se forma como una capa oxidada”, explica Javier Sanz, CEO de Infinita Industrial Consulting, a elEconomita

Retardar el proceso para que la carne de pechuga de pollo envasada permaneciera en mejores condiciones era el reto así a solucionar, lo que se ha conseguido con la fabricación de nuevos materiales.

“Llevamos tiempo trabajando e innovando en materiales y veíamos que las soluciones convencionales para hacer nuevos materiales como poner un recubrimiento, pinturas o barnices tenía problemas porque se tienen que adherir a la superficie, es complicado, y duran poco o menos de lo que gustaría porque se van yendo las capas o pinturas, lo que hace que se pierdan propiedades”, añade Sanz.

Un motivo por el que el equipo de Tecnología de los Alimentos de Infinitia empezó a trabajar en la modificación de estructuras de los materiales porque “es una alternativa a las pinturas o barnices para tratar las propiedades y evitar problemas”.

De este modo, se optó por materiales bioinspirados, es decir se inspiran en la naturaleza como es el caso de todos aquellos que, por ejemplo, simulan la piel de un tiburón porque evita que crezcan las bacterias, el sistema de la flor de loto que coge el agua de lluvia para sobrevivir mejor o la estructura de las patas del lagarto por la que consigue escalar por las paredes.

Dentro de estos materiales bioinspirados, la empresa optó por los microestructurados porque son de fácil implementación y no requieren de un proceso extra complejo, además de tener una serie de propiedades funcionales o superficiales como repeler el agua o la suciedad, entre otras.

En el caso de la alimentación, este material microestructurado permite prolongar la vida útil de los alimentos, en concreto de la carne de pechuga de pollo envasada. “Fabricamos una serie de materiales y ensayamos también con materiales convencionales para observar si se reducía el crecimiento bacteriano”.

En concreto, los ensayos, que se prolongaron durante varios días, consistieron en un análisis microbiológico de la carne de las pechugas de pollo que, en una de las pruebas, estaba en contacto con el material microestructurado mientras que, en el otro, no existía contacto.

De este modo, se comprobaron las muestras de las dos modalidades de conservación -se empleó el homogenizador Stomacher-, y se pudo constatar que las muestras de carne de pechuga de pollo que habían estado en contacto con el material microestructurado mostraban una menor presencia de bacterias psicrófilas.

Así se llegó a la conclusión de que se facilita su mejor preservación y la seguridad alimentaria. En concreto, se comprobó que estos materiales microestructurados reducen el crecimiento de bacterias en más de un 90% tras tres días de almacenamiento.

Tras estas pruebas, ahora Infinitia Industrial Consulting pone a disposición de las empresas alimentarias este desarrollo con el que también se hicieron estudios para otras finalidades como su comportamiento en la reducción de la condensación del agua y la repelencia de aceite o de manchas con el fin de tener que limpiar las superficies con menor frecuencia. “Esta sería otra aplicación potencial, al igual que la disminución de la acumulación de cal”, entre otros.

Esta investigación se ha llevado a cabo en el marco de las ayudas a la innovación aplicadas al sector industrial de la Diputación General de Aragón, además de contar con la colaboración de ITAINNOVA, que se encargó de llevar a cabo los procesos de simulación para ver si estas estructuras a estas escalas se conseguían trasladar de la pieza al molde.

Fuente: El Economista

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