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Flores con belleza doble: las transforman en ingredientes sostenibles ricos en nutrientes

Una nueva investigación de la Universidad de Georgia revela cómo la tecnología de ultrasonido puede convertir flores no vendidas en ingredientes alimentarios sostenibles y ricos en nutrientes, reduciendo así el desperdicio.

En el contexto del Día de San Valentín recién pasado, fecha en la que muchas flores no vendidas probablemente terminan desechadas, un estudio publicado en el Journal of Food Process Engineering ha llamado la atención por ofrecer una solución sostenible que podría transformar ese “desperdicio” en valiosos ingredientes para la industria alimentaria.

Ultrasonido, herramienta innovadora para la sostenibilidad

El truco está en el ultrasonido, una tecnología que ya ha sido utilizada en el sector para mejorar la calidad de los productos, extender su vida útil o facilitar la extracción de nutrientes esenciales de ingredientes vegetales.

Su aplicación ha demostrado ser efectiva en la obtención de proteínas de la soya, la mejora de textura en alternativas cárnicas de origen vegetal o la preservación de jugos y aceites, por ejemplo. Pero ahora, una investigación de la Universidad de Georgia ha descubierto que también puede aplicarse a flores comestibles, permitiendo conservar sus compuestos bioactivos y nutricionales para uso en la industria alimentaria.

De acuerdo con el Dr. Anand Mohan, profesor asociado en el College of Agricultural and Environmental Sciences de la Universidad de Georgia, las flores suelen percibirse como simples adornos efímeros, pero en realidad pueden tener un impacto más duradero. “Tomamos esas flores, las cortamos, hacemos un hermoso ramo, se lo damos a alguien y, después de uno o dos días, su historia ha terminado”. Ante tal escenario, “nosotros somos los que amamos esas flores después de que han sido utilizadas”, afirmó.

Ultrasonido vs. métodos tradicionales

Uno de los principales desafíos al emplear flores en la alimentación es su alto contenido de humedad, lo que dificulta el almacenamiento y transportación sin que se deterioren. Como solución, la tecnología de ultrasonido permite secar las flores de manera más rápida y eficiente, preservando su color y valor nutricional. En comparación con los métodos tradicionales, como el secado al aire o mediante calor, el ultrasonido reduce significativamente el tiempo requerido y minimiza la pérdida de calidad.

Estamos tratando de utilizar flores comestibles como fuente de proteínas, colorantes alimentarios y vitaminas”, explicó el Dr. Mohan. “La idea es emplear la tecnología de ultrasonido para facilitar la extracción de estos compuestos de la flor”.

Más allá de su valor estético, algunas flores comestibles contienen vitaminas y minerales esenciales para la salud humana. Por ejemplo, las de brócoli poseen un alto contenido proteico que podría integrarse en cereales y otros alimentos, además de ofrecer una alternativa natural para colorantes alimentarios.

Un recurso desaprovechado con gran potencial

El objetivo inicial de la investigación era encontrar nuevas formas de prolongar la vida útil de la carne de res. En el camino, el equipo del Dr. Mohan descubrió que los pétalos de rosa contienen un antioxidante que ayuda a conservar la frescura de la carne por más tiempo. Sin embargo, con el avance del estudio, se dieron cuenta de que las flores podrían tener aplicaciones mucho más amplias en otros rubros de la industria alimentaria.

No veíamos las flores de esta manera, un solo producto puede ofrecer tantas posibilidades. Existe una fuente maravillosa de ingredientes alimentarios desaprovechados que podría integrarse a la industria alimentaria y al consumo humano”, reflexionó el académico.

Este hallazgo abre un mundo de posibilidades para la industria alimentaria y la sostenibilidad. Ya sea como fuente de proteínas, vitaminas o colorantes naturales, la tecnología de ultrasonido podría desempeñar un papel crucial en la transformación de las flores en ingredientes esenciales para los alimentos del futuro.

Impacto ambiental y oportunidades futuras

El desperdicio de flores no sólo representa una pérdida económica, sino también un impacto ambiental significativo. La mayoría de éstas terminan en vertederos, contribuyendo a la emisión de gases de efecto invernadero durante su descomposición. En este contexto, implementar tecnologías como el ultrasonido para su aprovechamiento podría reducir tal desperdicio y fomentar una economía circular en el sector agroalimentario.

En el mercado específico de los alimentos procesados, el aprovechamiento de las flores como ingredientes funcionales también podría beneficiar a la gran industria, ofreciendo alternativas más saludables y sostenibles en comparación con los aditivos sintéticos. Esto, en línea con el actual avance de la tendencia del clean label.

Adicionalmente, la producción de extractos de flores podría incentivar a los agricultores a cultivar especies que antes no eran consideradas comercialmente viables, promoviendo una mayor biodiversidad en la agricultura.

En un mundo que busca soluciones sostenibles, la aplicación del ultrasonido en flores comestibles podría marcar un antes y un después en la manera en cómo se perciben y utilizan estos recursos naturales. Con más investigación y apoyo de la industria, dicha innovación podría convertirse en una práctica común en los próximos años. Para conocer más sobre este caso de estudio, se puede consultar una versión abierta en el sitio web: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jfpe.70012.

Fuente: EcoInventos (con edición de Alfa Editores)

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