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Alimentos derivados del cáñamo: cannabis en la industria alimenticia

El cáñamo, una variedad de cannabis con bajos niveles de tetrahidrocannabinol (THC), el compuesto psicoactivo de la marihuana, es una planta de gran relevancia industrial. Según cálculos de la plataforma de datos Statista, en Estados Unidos, las ventas de cáñamo industrial rondaron los 588 millones de dólares en 2022. No obstante, el uso de esta planta va más allá de la fabricación de textiles, papel y cuerda, pues sectores de la industria alimentaria resaltan su potencial como superalimento, por su contenido nutricional.

Según el museo Hash Marihuana & Hemp, las semillas de cáñamo son, por unidad de peso, un producto de cultivo industrial aún más valioso que la fibra de cáñamo. Esto debido a sus niveles elevados de proteína y su nutritivo aceite, ya sea enteras, descascaradas o incluso a través de su misma cáscara. Estas suelen utilizarse como componentes en leches y quesos vegetales, pan, salsas y como ingrediente en diversos alimentos.

Adicionalmente, pueden utilizarse para fabricar aceite, que destaca por su contenido sobresaliente de ácidos grasos esenciales. De acuerdo con el museo, tiene un uso principalmente alimentario y su proporción de ácidos grasos esenciales es ideal para el ser humano.

De esta forma, las semillas de cáñamo y su aceite han cobrado notoriedad en la industria alimentaria recientemente y suele considerarse segura su inclusión en una dieta balanceada. No obstante, algunos estudios señalan también la presencia en estas semillas de algunos compuestos antinutritivos que inhiben la absorción de ciertos minerales en el cuerpo. Igualmente, puede provocarse una reacción adversa si se consumen con medicamentos anticoagulantes y, además, se ha llegado a detectar niveles altos de THC en algunas marcas comerciales, tras el proceso de manufactura.

Sobre esto último, otro estudio revisó la información disponible de las autoridades alimentarias y calculó un nivel de exposición crítica, basado en los tipos de productos y límites. De esta forma, consideró como límite seguro 11.9 picogramos de THC por kilo al día. Adicionalmente, su análisis de aceite de semillas de cáñamo arrojó que 4 de cada 102 muestras presentaron un riesgo leve a moderado de incapacidad por su contenido de THC.

Por otro lado, tras analizar el caso de hojas de cáñamo para té, el riesgo de exposición a THC no resultó crítico. Esto, concluyen los autores de la investigación, subraya la necesidad de implementar regulaciones con límites seguros realistas, aunque reconoce el riesgo bajo, en general, de los productos alimenticios derivados del cáñamo.

Los productos alimenticios derivados del cáñamo resaltan por su alto contenido nutricional y los beneficios que conllevan. No obstante, como suele suceder en la naciente industria del cannabis legal, son necesarios nuevos marcos regulatorios para proteger eficientemente a los consumidores de los pocos, pero potenciales, riesgos de dichos alimentos.

Fuente: Uni Radio Informa

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