Ese es el objetivo alcanzado por el Grupo de Investigación en Post-recolección de Frutas y Hortalizas del Centro de Investigación e Innovación Agroalimentario y Agroambiental (CIAGRO) de la UMH, con sede en el Campus Agroalimentario de la UMH (Orihuela), sobre una de las frutas más apreciadas por los consumidores y con menor vida útil de venta.
El trabajo se enmarca dentro de una investigación más amplia en torno a la cereza financiado con 600,000 euros de la Generalitat con un proyecto Prometeo, aunque el grupo lleva más de 20 años trabajando en estos frutos mediante el apoyo de distintos proyectos nacionales, regionales y contratos con empresas privadas.
Encabezado por el farmacéutico Daniel Valero y formado por la bióloga María Serrano, el tecnólogo de los alimentos Fabián Guillén y los ingenieros agrónomos Salvador Castillo, Domingo Martínez Romero, Pedro Javier Zapata y Juan Miguel Valverde, el grupo acaba de publicar parte de estos resultados en la revista científica Frontiers in Plant Science.
Con cerezas del interior de Alicante y Murcia, han aplicado en dosis muy moderadas sustancias naturales procedentes de las propias plantas, como la melatonina, el gaba, el ácido acetilsalicílico, el ácido oxálico y el jasmonato de metilo, además de otros compuestos de origen natural que se encuentran actualmente bajo estudio.
Dada la naturaleza de estas sustancias el impacto sobre el resto de la flora, fauna y el medio ambiente es nulo.
Este grupo de expertos investiga desde hace dos décadas las cualidades del cerezo y, según ha destacado a EFE uno de los autores de la investigación, Fabián Guillén, se ha conseguido alargar el periodo de cosecha hasta casi dos semanas.
Este hecho es de gran importancia ya que la cereza tiene un plazo muy corto en el que debe ser recolectada para una comercialización idónea (ventana de recolección), que suele ser de entre dos y tres días para evitar que esté poco o demasiado madura, mientras que con estas tecnologías de origen natural se multiplica por tres hasta llegar a los diez días.
También se ha logrado aumentar el tiempo de conservación en óptimas condiciones de 14 a 21 días una vez recolectadas las cerezas, lo que supone el 50 por ciento más de plazo para su venta o alcanzar nuevos y más lejanos mercados exportadores.
Con ejemplares de distintas variedades (‘Sweet Heart’, ‘Prime Giant’, ‘Sunburst’, ‘Skeena’ y ‘Lapins”, entre otras) de Alcoy, Planes, La Vall de la Gallinera (Alicante) y de Jumilla (Murcia), los científicos han logrado que el pedicelo (rabito) de la cereza mantenga el color verde por más tiempo, han aumentado el calibre entre un 5% y un 10 % y que el fruto no pierda tan rápido la firmeza ni sus propiedades gustativas.
“Por un lado, hemos buscado una solución a las demandas del consumidor en relación a la correcta coloración, la firmeza y el óptimo sabor, y por otro a lo que requieren los productores para aumentar la cosecha y que haya menos pérdidas durante la conservación mediante un retraso de la senescencia”, según Guillén.
Para ello, se ha comprobado que las sustancias naturales ayudan a adelantar o retrasar la maduración del árbol para una cosecha más ordenada de las explotaciones agrícolas, lo que favorece más salida comercial y durante más tiempo.
Además, la mejora ecológica investigada por el CIAGRO-UMH también ha conseguido reducir a la mitad las pérdidas de las cosechas por las heladas y las lluvias durante el periodo de desarrollo y maduración, cuando esos fenómenos provocan el rajado de la fruta y que no tengan salida en el mercado.
Fuente: EFE Agro